23 marzo 2007

PEPIÑO.¿BLANCO O ROJO?

Es el hombre de partido, pero no debe confundirse con el hombre del partido. Con esto quiero decir que la política la centra en el partido, que se legisla a través del partido y que nada tiene un significado o trascendencia superior al partido. Si Maquiavelo nos enseñó cómo hacer una política nacional en "El Príncipe", el señor José Blanco nos enseña cada día a hacer política de partido, excediendo lo nacional y lo moral, obteniendo cualquier provecho que pueda beneficiar al partido. No hay más meta para un hombre de partido que conservar el poder, hacerlo bien o mal es lo de menos, mejorar no importa. Es el partido el centro de todo, es el que sustituye a Dios y toma la decisión de redimir, condenar y castigar. Es un fundamentalista del partido.
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También es el que ocupa el lugar de Don Alfonso Guerra, pero no es su sucesor. Hay grandes diferencias: Don Alfonso era inteligente, feo y no caía bien; Pepiño es espabilado, bajito y no inspira simpatía. Don Alfonso sabía discutir y Pepiño sabe descalificar. Don Alfonso sabía dar razones y Pepiño no sabe excusarse y recurre a los errores ajenos para justificar los propios, sin importar que la nota final sea un suspenso. Si don Alfonso era un caballero de la política, Pepiño es un niño que para justificar su estupidez, o sus limitaciones, dice a sus tutores que el primero de la clase también suspendió, y eso tiene que bastar.
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Pero resulta que es muy espabilado y en su concepción, que muchos comparten, el ocupa el centro de la red. Si se es socialista antes que presidente, antes que ministro, antes que fiscal y antes que juez, resulta que Pepiño es el jefe del cotarro. Resulta ser un dictador gallego y pequeñito ¿les recuerda a alguien? el otro nació en Ferrol, Pepiño en Palas do Rei.
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En su lucha por mantener el poder todo vale, se pacta con los nacionalistas y se dialoga con terroristas en nombre de la Constitución, se aplica una Ley que resulta prostituida y a conveniente y lo más triste de todo: se intenta rememorar en el pasado los fallos de otros para demostrar que los propios son asimilables y no tan graves.
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Pepiño es un progresista que mira al futuro y se excusa en el pasado, no para aprender, sino para justificarse. Como ya he dicho es un hombre de partido, con mucho poder, pero un talento mediocre.

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