Panorama VII
De nuevo hacemos de tres problemas uno. Pero en este caso podemos decir que la falta de acuerdos es algo
permanente en España; la situación política sólo se soluciona cuando un partido
obtiene mayoría absoluta; y que no hay un grado de inestabilidad política que
resulte permanente.
La verdad es que desde la aprobación de la Constitución los
españoles no hemos sido capaces de ponernos de acuerdo, fruto de ello es que en
la actualidad no hay una política o plan de Estado de un plazo superior a una
legislatura. ¿Qué origina esta incapacidad de acuerdos? Creo que no tenemos
arte para negociar. En lo que se refiere a los políticos, éstos se creen
valedores de sus votantes y se enrocan en sus posiciones pensando que así
defienden los intereses de aquellos que depositaron su confianza, en realidad significa un perjuicio para
todos. No hay posibilidad de un avance o mejora significativos si no se consensuan las
posibles medidas. Un ejemplo de esta falta de acuerdo lo comprobamos, por
ejemplo, en la Ley de la Memoria Histórica, que, sin tener por qué ser una mala
iniciativa, si hace que un gran número de españoles la sientan como un intento
de ganar una nieta por parte de los nietos de los que la perdieron y que otros piensen en ella como la hora de la revancha. También, fruto de esta falta de acuerdo, podemos
decir que España no tiene articulada un política exterior y que esta depende,
en gran parte, de lo que decida la Unión Europea (casi es lo mismo que decir
que estamos subordinados a la política exterior de Francia y Alemania).
No parece que esta situación vaya a cambiar, la remarcada
idea de progresismo resulta cada vez más de imponer que de conciliar, la
postura que anuncia la oposición resulta también más numantina que
colaborativa. No hay que esperar gran cosa.
De esta falta de acuerdo deriva la situación política, en
primer lugar un cambio de gobierno viene a significar ruptura en vez de
continuidad, esta falta de continuidad y una marcada falta de la gestión de los
cambios provocan que haya descoordinación y que mucho de los que se ha hecho se
tenga que deshacer sin beneficiarse en absoluto de ello. Podemos decir que la situación
política hace de España esa calle levantada en la que siempre están haciendo
obras continuamente y por la que es difícil transitar. Ejemplo de este rupturismo es que nos
gusta recalcar los cambios, si pasamos de monarquía a república tenemos que
cambiar la bandera; como resultado de este capricho de 1931, siempre habrá
españoles que no se sientan amparados por esta bandera. Otro ejemplo, como
hemos cambiado de gobierno y ahora somos más progresistas lo que era “marca
España” ahora es “España global” con los mismos cometidos y funciones, pero
dejando patente que hay un cambio y manda otro. Esto es a un nivel alto, pero a
niveles medios siempre hay una purga de cargos, independientemente de su
capacidad, en la que se pondrán cargos afines… que, por otra parte, su primer
objetivo será marcar su impronta.
Tampoco parece que este problema tenga otra solución que sea
la de que un partido o coalición obtenga la mayoría absoluta en legislaturas consecutivas, es la única
manera de que se estructuren planes y políticas a largo plazo y asegurar
continuidad en su cumplimiento.
Con respecto a la inestabilidad política, pues se ha
demostrado que al final a pocos le quita el sueño y se puede vivir con ella. El
problema de esta inestabilidad es la incertidumbre que genera, qué cambios va a
haber y cómo nos pueden afectar. Aunque parezca de índole económico, paraliza
nuestras vidas: Se dice que se va a promulgar una ley de alquileres ¿Esperamos
a alquilar una casa o ahorramos para comprar una?¿Qué va a pasar con nuestros
ahorros si los tenemos depositados en un banco determinado?¿Hay que cambiar de
banco?¿A que colegio van a poder ir mis hijos?¿Va a ser necesario cambiarles de
colegio?¿¿Voy a pagar más para que sigan yendo al mismo? En fin, es una
incertidumbre que no será permanente, pero que tampoco implica que las cosas
vayan a mejor o peor.
Pero si podemos decir que este problema es transitorio,
aunque es posible que genere otros problemas que son impredecibles. El caso es
que alguien tiene que pagar las promesas de unos y los cambios que implican, no
sé si hay tanto crédito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario