Panorama III
Los españoles perciben el paro como el problema más grave de
España, además con diferencia sobre todos los demás. De hecho, el primer punto del acuerdo de pregobierno firmado entre el
PSOE y Unidas Podemos se dedica al
trabajo y reza así: ”Consolidar el
crecimiento y la creación de empleo. Combatir la precariedad del mercado
laboral y garantizar trabajo digno, estable y de calidad”. No anuncia
medidas, por lo que no podremos ver si hay eficacia para combatir este
problema.
Pero no hay que olvidar algunas obviedades. Actualmente los
generadores de empleo son las empresas (grandes, medianas y pequeñas) y los
propietarios de esas empresas y algunos negocios. La razón de ser de empresas y
negocios, según la teoría económica, es ganar dinero, su objetivo y necesidad
son los beneficios, esto nos lleva a pensar que las empresas sólo generarán
trabajo para obtener beneficios. La estructura de nuestra economía, en la que
el sector servicios tiene una gran peso, y dentro de este sector el turismo,
implica una temporalidad que aumenta la del sector agrario (temporalidad de las
campañas de recogida de ciertas cosechas) e industrial (la cartera de pedidos
influye en la contratación). Esta temporalidad, como dijimos, es estructural y difícil
de regular. Por otra parte si la regulación consiste en imposiciones y
limitaciones (por ejemplo condicionarla exportación de armamento o supeditar
ciertas producciones a las necesidades del medio ambiente) provocarán que el
mercado laboral sea más precario.
Independientemente de todo ello hay que plantearse que
España ha llegado a soportar un índice de paro de casi el 25%, casi una cuarta
parte de los españoles que podían trabajar estaban parados, sin que haya habido
una convulsión social. Ello nos debe obligar a pensar que hay un mercado
laboral en negro, en que contratantes y contratados huyen de pagar los extras que impone la ley (seguridad social e impuestos).
La erradicación de este trabajo sumergido debería estar incluido en el
propósito de consolidar el crecimiento y la creación del empleo, pero implicaría
un coste político. Nos guste o no, es también otra forma de corrupción más
popular.
Pero a la estructura de nuestra economía hay que añadir nuestra
estructura social. Nuestra sociedad es cada vez más urbana y sedentaria. No es solo que una ciudad tenga
limitaciones laborales (por ejemplo un empleo para un ingeniero naval estará
muy limitado en una ciudad de interior), es que también hay poca disposición para
abandonar una ciudad e ir a otra a trabajar, y en ocasiones el traslado y la
nueva vida es algo oneroso. Lo hemos hecho así y, por duro que resulte decirlo,
exigimos trabajar en lo que queremos y donde queremos, ello no siempre es
posible.
Hay un tercer factor coyuntural que es la conflictividad entre
los contratantes y contratados, los primeros podrán quejarse siempre de la poca
eficacia de los trabajadores a la vez que los segundos siempre estarán
descontentos con las condiciones de su empleo. Lo primero hace preferir que los
empresarios trabajen con máquinas (que solo se rompen) mientras que los
trabajadores recelan de cualquier cambio. No hay confianza entre unos y otros.
Todo lo anteriormente expuesto nos obliga a plantear si nuestro sistema laboral es lo
que se llamaría un juego de suma cero. Hay una
actividad determinada que es el motor laboral (en su momento fue la
construcción) todo lo que afecte a esta actividad afectará al mercado laboral,
esto significa que las actividades están relacionadas y que el sistema es capaz
de mantener un número determinado de trabajadores que no aumentará si no
aumentan las actividades. Por todo ello podemos deducir que limitar alguna
actividad cercenará el mercado de trabajo si no se ofrece una alternativa capaz
de relacionarse con más actividades. Intentaré poner un ejemplo: irse a pasear
al campo en un medio de transporte público puede resultar muy respetuoso con el
medio ambiente pero no va a mejorar el mercado laboral, el empleado de la gasolinera
no nos va llenar el depósito del coche y el obrero de la fábrica de coches no
tendrá necesidad de fabricar coches.
Se trata, en consecuencia, de hacer que el sistema laboral
sea un juego colaborativo en el que haya una interelación de actividades que
permitan crear empleos estables y que facilite, bien la movilidad dentro de la
geografía española, o bien de aumentar el abanico de trabajo en una localidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario