11 octubre 2009

PÚBLICO VS PRIVADO

Hoy les recomiendo leer, si tienen oportunidad de hacerlo, la tribuna de opinión que escribe en elpais.com el escritor don Julio Llamazares, se titula “Lo público y lo privado” y se plantea el porqué los españoles prefieren lo segundo antes que lo primero. Dedica especial atención al campo de la enseñanza y la sanidad. Intenta responsabilizar de esta preferencia a los dirigentes del PP. Al final acaba aludiendo a la predisposición que tenemos los españoles para criticar lo público y la capacidad de sacrificio ante lo privado.
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Me atrevería a decir que don Julio tiene razón a medias. Si bien es cierto que hay preferencia por lo privado, esta circunstancia no se debe porque al mismo sistema acudan con los nuevos ricos los nuevos pobres, los inmigrantes. Podemos decir también que los entramados privados han bajado las cuotas y que las compañías de seguros no nos van a pagar un sueldo, pero garantizan un suplemento a las pensiones. Y debemos admitir que la elección de un servicio privado tiene menos de lotería que que recibir la prestación de uno público, todo ello agravado porque al ser clientes tenemos algo que no tenemos como usuarios: alternativas.
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Y es que en la opción del servicio público siempre puedo escoger, soy responsable de mis equivocaciones y tengo la oportunidad de enmendarlas. Si el servicio que me hace un fontanero no es de mi gusto, siempre tengo la oportunidad de llamar a otro, de acudir a una empresa o de llamar a mi vecino que es un manitas y puede hacerme una chapuza. Ante lo público no hay opción, te mandan a una persona que ha superado unos mínimos y si el servicio no es de tu agrado (como suele suceder) tienes a quien echarle la culpa, precisamente por ello tengo predisposición a estar insatisfecho. De momento no ha aparecido el “factor emigrante” o clasista a que hacía referencia don Julio.
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Si es cierto que hay que hacer frente a una masificación y que los servicios públicos imponen una larga espera para prácticas sencillas, casi cuatro meses para una radiografía. Algo que no pasa con lo privado, aunque los servicios excepcionales los preste la seguridad social (un transplante me da más confianza por lo público que por lo privado), los cotidianos son más rápidos por lo privado (sobre todo si tengo que someterme a análisis y pruebas).
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En cuanto a la enseñanza, mantengo lo anteriormente dicho del carácter de lotería que tiene la opción pública. Y mantengo el estrecho margen de elección que tiene el usuario ante algo tan delicado como es la educación de sus hijos. Es notorio desde hace años que si alguien quiere que sus hijos aprendan hablando castellano en Cataluña no tienen otra opción que un colegio privado, de la misma forma si alguien quiere que sus hijos aprendan hablando catalán en el resto de España también deberán acudir a un colegio privado. En este caso, el servicio público cumple unos mínimos fijados por la ley y pocas veces se plantea ir más allá. Algo que si hacen las universidades y los colegios privados.
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De forma que don Julio tiene que entender que los servicios públicos dan una respuesta a un mundo masificado, garantizan unos mínimos a aquellos que no tienen suficiente o a los que se conforman con ello. Pero no garantizan comodidad, a pocos nos gusta esperar tres horas en urgencias para que nos digan que ese dolor que nos oprime el pecho es un simple resfriado, en ese caso incluso treinta minutos en una clínica privada habría sido un exceso, claro está que ello va con nuestro carácter y no con los servicios que pagamos. Puede que haya algún necio que estime que tres horas de espera en urgencias merece un diagnóstico de cáncer de pulmón, infarto o tuberculosis.
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Pero es que antes de plantearnos que a los servicios públicos atendemos todos pensando en términos clasistas o racistas, deberíamos pensar que acudimos todos en categoría de pacientes, con todos nuestros achaques más o menos importantes, desde el que ha tenido un accidente de tráfico y necesita una intervención inmediata hasta el que le ha salido un grano que le pica y no sabe lo que necesita.
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3 comentarios:

Domingo dijo...

A mí lo que me hace gracia es que según qué políticos hagan apología de lo público en materia de Sanidad y Educación, y luego, si rastreas un poco su biografía, compruebas cómo sus hijos van a colegios privados y acuden a médicos ídem. Tanto lo uno como lo otro me parece legítimo, pero por lo menos que haya coherencia en el discurso o mantengan la boca cerrada y no nos tomen por tontos de capirote.

Fernando Solera dijo...

Los servicios públicos en España van a ser cada vez de peor calidad. La sanidad, sin ir más lejos, que hasta ahora creíamos modélica, resulta que está por debajo de la media europea. La depresión económica en que estamos entrando sólo va a servir para amortajar los ya de por sí deterioradísimos servicios públicos en España. Menuda fractura social se avecina en breve. Vamos a ver lo que no está en los escritos.

Anónimo dijo...

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