07 enero 2016

CABALGATAS

Las Navidades son paradójicas, una época en que nos deseamos con especial ahínco una felicidad de la que parece que nos olvidamos el resto del año; unas fiestas familiares en las que afloran con más virulencia, si cabe, las diferencias que se mantienen en el seno familiar. Una referencia a la unión y a la alegría que nunca resiste al recuerdo del pasado y al temor del porvenir.

Por supuesto, no pueden faltar referencias polémicas, en los días transcurridos de este año los temas de moda, ahora les llaman "trending topics", han sido el vestido de la Pedroche, al que creo que le dedicaré otro artículo y las cabalgatas de reyes, que es a lo que me dedicaré hoy.

Para muestra un botón, vean el artículo que publica don José Rivas en las páginas de opinión de elpais.com y que se titula "¿Los Reyes Magos existen o son los alcaldes?", me parece un artículo interesante por la reflexión que hace sobre las tradiciones y porque invita, a su vez, a reflexionar sobre otras cosas. Una de ellas es hacia la politización que estamos haciendo de lo que nos gusta o no nos gusta, y a esa tendencia que tenemos a justificarnos en lo que nos gusta y a atacar aquello que no nos gusta.

Partamos desde algo en que todos podemos estas de acuerdo: los niños son sagrados y las personas inteligentes. Quizás la segunda parte sea mucho pretender, pero tenemos que asumirlo. En el caso de Madrid, gobernada por afines a Podemos, lo mismo que en otras ciudades en las que ostentan las alcaldías no debería sorprendernos que las Navidades fuesen diferentes, es aquí cuando acudo a nuestra supuesta inteligencia, ha habido tradiciones que se han mantenido por "imperativo legal", por muy laico que se sea hay que permitir la venta de figuritas de Belén en la Plaza Mayor; pero, precisamente por ser laico, no hay obligación de montar un Belén. Uno tiene que ser coherente con sus ideas, los demás debemos respetarlo.

Otra cosa es que por ser coherente con unas ideas se acudan a alternativos de hacer el ridículo, nos inventemos historias ridículas y hagamos que la celebración de ese alternativo haga nuestros ideales ideas de bombero. En mi opinión la cabalgata ha terminado siendo una idea de bombero, creo, desde mi humilde punto de vista, que el Ayuntamiento de Madrid se debería haber desentendido de la organización de este evento, como se desentiende de la organización de manifestaciones por la dignidad o de orgullo gay y se limita a facilitar su celebración, y dejar la cabalgata en manos de los patrocinadores, de esta forma el Ayuntamiento habría demostrado además de que es laico, que es tolerante. Los niños lo habrían disfrutado, que es de lo que se trata.

Pero las reacciones deben ser coherentes, a nadie le debería sorprender que la cabalgata rompiese con la tradición (que se supone somos inteligentes), en este caso podríamos asumir que lo más probable es que no nos va a gustar y siempre podríamos acudir a una libertad que hemos tenido desde siempre, incluso la disfrutábamos en tiempos de Franco, me refiero a la opción de no ir a la cabalgata, sintonizar otra programación, hacer lo que, en definitiva, más duele, que es permanecer indiferentes a este evento. Las reacciones airadas, como pueden ser indignarse por la indumentaria de los reyes magos, pueden llegar a ser incluso más ridículas que la cabalgata alternativa. Por otra parte, si disfrutaron los niños, era de lo que se trataba.

Moraleja. Los niños se ilusionan con los reyes magos y con la cabalgata, la historia que se les cuenta es indiferente, el viaje para adorar al niño Jesús o alrededor del mundo para ir a las estrellas les trae sin cuidado, ilusionarles es lo importante.

1 comentario:

armando alonso dijo...

Totalmente de acuerdo con tu planteamiento. Parece que ni unos ni otros hayan caido en la cuenta de que los protagonistas de esta Cabalgata SON LOS NIÑOS. Se ha llegado a tal extremo en la politización de todo, que se busca sacar beneficio partidista a costa de lo que sea. En este caso, a costa de la ilusión de los niños. ¡¡¡Penoso!!!
Un saludo