30 mayo 2007

CRÓNICAS DE LA DERROTA, LOS RESULTADOS

No deja de asombrarme la capacidad de consuelo que tienen los políticos, su valor para tirarse a la piscina sin saber siquiera si hay agua, la desvergüenza de sus corifeos y la actitud de avestruz para encajar los resultados reales.
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La capacidad de consuelo está causada por su frágil memoria, pocas veces los resultados que obtienen en los comicios están a la altura de sus expectativas, no obstante, todos tienen algún motivo para estar satisfechos: El PP ha obtenido más alcaldías y votos, pero el PSOE más concejales, IU y sus adláteres se han beneficiado de la pérdida de votos que hayan podido tener los socialistas, los nacionalistas han reforzado sus posiciones, como ya he dicho todos tienen motivos para estar contentos. Principalmente alegría por la desgracia ajena que por los resultados propios. Todo lo que no sea mayoría absoluta para el PP es victoria del PSOE, pactar por el poder no siempre significará gobernar de acuerdo a unos ideales. Considerar como victoria una suma de votos es una más que dudosa excusa. Un resultado satisfactorio viene de la mano de la comparación de lo logrado con lo esperado, creo que pocos han logrado cumplir sus expectativas. Pero todos están consolados.
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Cuando se hacen valoraciones sobre conjeturas hay que ser sensato, aunque los sondeos inciten a repartir la piel del oso antes de haberlo cazado, no hay que tener prisa en cantar victoria. No fue el caso de Pepino Blanco, hizo sonar las campanas muy pronto y muy alto y lo triste es que consideró como victoria los insuficientes votos del PP, aunque en muchos casos el PSOE quedase por detrás de los mismos, no es una victoria quedar por detrás del primero, y tampoco es diálogo o talante tragar con las exigencias de los socios de gobierno. El poder a cualquier precio no garantiza nada. Todo ello no indica más que falta de seriedad, prudencia y, sobre todo, la peor de las intenciones en tergiversar los datos.
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La desvergüenza de los corifeos viene marcada por los medios de comunicación afines a cada uno de los partidos. Información sesgada, incompleta, análisis que atribuyen a los rivales mayor culpa y peor hacer. No nos engañemos, la tergiversación de datos o la mala lectura de los mismos en TVE deja patente las preferencias políticas de unos presentadores que, por mucho derecho de opinión que tengan, deben mantener una postura neutral en una institución estatal. Ni alegría, ni disgusto, ni regodeo en los resultados. El respeto está empezando a faltar en las instituciones, personas y medios que deben tenerlo siempre presente. Podemos preguntarnos y cuestionar tanto a los medios de comunicación como a los políticos que es lo que prima ahora: el negocio o el servicio.
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Está fuera de discusión quien ha ganado las elecciones, casi cuatro de cada diez españoles desearía el escaño vacío, considera que da lo mismo que gobierne el PP, el PSOE o IU, que siempre habrá más de lo mismo, no son las ideas que cada partido defiende las que han traído estos resultados, sino el comportamiento de los políticos. Tras una breve referencia a la abstención han optado por decir que han triunfado y que hay motivos para sentirse satisfechos. Pero lo cierto es que el pueblo español ha perdido, perdió el día que tuvo una clase política como la que tenemos y perdió unos comicios en los que decidió, porque era patente, que la abstención era su mejor opción política.

24 mayo 2007

CRONICAS DE LA DERROTA, EL PRECIO POLÍTICO

Me ha llamado la atención la preparación de protestas, en forma de botellón, contra algunos alcaldes en la noche de la jornada de reflexión. No sé hasta que punto estaría legitimado la organización de una manifestación el mismo día, pero, a fin de cuentas una aglomeración de gente para protestar es una forma de manifestarse. Mezclar la protesta y el alcohol puede ser peor.
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También me llama la atención la cantidad de veces que se repite que España es un estado de derecho en el que se respetan y se hacen cumplir las leyes. Parece ser que la aplicación de las leyes es flexible o su cumplimiento tiene muchos recovecos. Aunque he dicho muchas veces que aplicar la ley no significa ejercer justicia, nos encontramos en otras ocasiones que la aplicación de las mismas es una forma de obligar a cumplir unas normas de convivencia.
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Si no podemos hacer que se respeten las leyes es inútil publicarlas, endurecer la ley haciendo que el que maltrata a su pareja se aleje es ésta cinco kilómetros en vez de uno no da más seguridad si nadie puede asegurar que se mantendrá cinco kilómetros alejado. Alguien me podrá decir que hay un problema de recursos que no hay tantos policías para dedicarlos a hacer cumplir todas las leyes, es cierto. Pero a la vez que se hace un esfuerzo casi titánico por hacer que se respete la ley antitabaco, se debilitan las acciones encaminadas a impedir el maltrato conyugal. Mientras la Operación Malaya ha logrado encarcelar o poner a disposición judicial a varios personajes bien, las olas de atracos siguen sin que se haya hecho nada por ofrecer una solución, parece que la aplicación de la ley tiene sus prioridades.
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El caso, volviendo al tema del principio, es que siempre podemos ver en la aplicación o no de la ley una solución práctica. Convocar y permitir manifestaciones camufladas sin que medie un problema ético con el ánimo de modificar unas elecciones va contra la ley, pero en éste caso ir contra ella puede provocar que se den unos votos más, hacerla cumplir puede tener como consecuencias la pérdida de votos. Por tanto la obtención de un beneficio, en el mundo político está por encima de la ley, esto significa que ya se está pagando un precio político. Toleramos algaradas porque impedirlo puede ser peor. Permitimos que nos insulten porque penalizarlo puede significar un perjuicio.
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En fin que no tengo claro si estamos pagando un precio político o sufriendo el precio de la política.

22 mayo 2007

CRÓNICAS DE LA DERROTA. NUESTROS FALLOS

La verdad es que si algo tiene que preocupar del panorama social en las democracias es una vuelta a atrás en lo que se refiere a encajar los resultados, una pérdida de confianza en un sistema que nunca será perfecto y, sobre todo, una falta de respeto a los que no tienen las mismas ideas u opinión. Como ya decía, poco a poco vamos asistiendo a nuestra derrota como democracia y como demócratas. No sólo fallan los políticos, sino los medios de comunicación que, como caja de resonancia, amplifican cualquier efecto.
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En cuanto a lo de encajar los resultados hemos asistido a bochornosos espectáculos como las revueltas de los izquierdistas en Francia cuando resultó vencedor el señor Sarkozy, o el pulso que se mantuvo en México entre vencedores y casi vencedores que se tradujo en algaradas próximas a una revuelta. Quizás inspiradas por la Revolución Naranja habida en Ucrania que logró que el opositor detentara el puesto del presidente, hubo pucherazo y los observadores internacionales así lo constataron. No hubo pucherazo en México ni en Francia, pero los que no estaban conformes con los resultados reaccionaron de la peor manera.
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El sistema democrático nunca será perfecto ya que no se logra representar a cada uno de los ciudadanos, éstos votan al partido con el que más se identifican, pero que pocas veces representa o coincide con su credo. La desilusión de verse poco o nada identificado hace sentir que se ha otorgado un punto al marcador, pero no un voto. Esta desilusión provoca una pérdida de confianza en un sistema en el que poco a poco el voto en blanco y la abstención resultan ganadores. Desgraciadamente no existe la opción de votar por un escaño vacío, aunque si la de votar por los que representan a asesinos. Ojalá el pensar en esta opción, que dejaría un parlamento medio vacío, hiciese reflexionar a nuestros próceres de lo absurdo de su representación y de la consideración que merecen.
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Pero el principal indicador de la derrota de nuestra democracia está en la continua falta e respeto a la que asistimos día a día y que, a fin de cuentas, no es más que un mal uso de nuestro derecho a expresarnos libremente. El problema es que de la descalificación se está pasando a la agresión, y ésta empieza a verse justificada. La pérdida de entereza y el deterioro social nos lleva a perder el concepto de que una de las virtudes de la democracia es el derecho a equivocarse, podemos escoger un mal programa, un pésimo candidato o un partido corrupto, pero la mayoría no nos da la razón, no hace al programa bueno, al candidato óptimo o al partido íntegro. El pensar que podemos intimidar de alguna manera a los que no piensan como nosotros no es más que una muestra de nuestro escaso espíritu democrático. Esta intimidación viene dada en la forma de ampararse en la masa para abuchear a los representantes, agredirles, organizar o promover actos de carácter político o reivindicativo las jornadas de reflexión y abuchear o jalear al los candidatos que nos disgustan o placen cuando van a ejercer su ejercicio del voto restan credibilidad a la democracia.
.La democracia, como la libertad, hay que disfrutarla tanto como ejercerla con seriedad, su falta haría haciendo de las mismas una caricatura. Terminaríamos haciendo lo que queremos sin ninguna responsabilidad sobre lo que hacemos. Seríamos cabezas de turco de los futuros dictadores que aprovecharían nuestra falta de madurez para recortar nuestro derechos.

20 mayo 2007

CRÓNICAS DE LA DERROTA, SUS FALLOS

No se trata de hacer propaganda o de anticipar un vencedor de las próximas elecciones, asisto desde mi actual estancia en Alemania a las noticias dominicales, en las que se dedica un gran tiempo, cómo no, a la campaña electoral que están haciendo los partidos políticos.
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No nos jugamos nada, y mucho a la vez, el discurso es siempre el mismo, un diálogo a voces en el que unos se basan en lo que pasará si unos vencen y en los desastres que habrá si otros vencen. Un discurso que no se basa en soluciones, sino en lo mal que lo harán los otros. Lo siento, pero quiero el candidato bueno, no el menos malo.
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Se puede constatar una vez más lo dividida que está nuestra sociedad y la confusión en que la hacen caer los padres de la Patria al establecer sus ideas como principios que deben ser comunes a los españoles. Todos están rompiendo el espíritu que nos unía y en el que se ha basado nuestra, todavía joven, democracia; Las ideas son importantes y hay que respetarlas, pero hay principios y sentimientos que están por encima de ellas, la amistad y el respeto por ejemplo.
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Todos admitimos unos límites a nuestra libertad, estos límites fijados por las leyes facilitan nuestra convivencia, garantizan nuestra integridad y aseguran el ejercicio de nuestra libertad. Pero estos límites no se traspasan al campo político, ya hace tiempo que se perdió el respeto, se olvidaron los hechos y se recurrió a la mentira y la suposición. La batalla por la integridad se ha transformado en demostrar que hay menos miembros de un partido salpicados por la corrupción que en otro.
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También se ha perdido la transparencia, asistimos a la verdad a medias, a los datos velados, al triunfalismo de unos y a la negación de los otros, hemos perdido la orientación de nuestro puesto en la sociedad a la vez que nuestro voto es lo único que realmente les interesa. Nos guste o no, estamos asistiendo a la nueva versión del “pan y circo”, “promesas y espectáculo electoral”, es más importante satisfacer a los votantes que hacer lo que se debe hacer. Ser popular es más importante que ser recto. Y ese es el preludio de nuestra derrota.
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No se que partido va a vencer las elecciones, pero nuestra sociedad las está perdiendo.

03 mayo 2007

Arnaldo, el macarra

Hoy nos referimos al paladín vascuence, izquierdista y guerrero (abertzale). Le podemos ver generalmente arrogante, beneficiándose de una democracia a la que detesta. Justificando crímenes como lucha contra una opresión que no existe y como única opción en un ambiente carente de libertades.
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Siempre exultante de provocación, no deja de vilipendiar a las víctimas, elogiar a los criminales y defender a una formación que no existe, la izquierda abertzale, que impondría caso de alcanzar el poder una tiranía en todo Euzkadi y que seguirá matando so no se le da lo que pide. No es un hombre de política, es un niñato pendenciero al que han puesto al nivel político, es una marioneta mediática de los terroristas, que cita una y otra las proclamas que le dictan y que no disfruta de ninguna libertad para exponer sus opiniones o ejercer sus decisiones.
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Para completar su imagen inconformista y arrogante luce la indumentaria de un macarra. Al final no resulta tener más calidad que la del chulo que a falta de algo que hacer se dedica a increpar a los demás con una botella en la mano. Ése es el brazo político de los terroristas, nada de inteligencia, nada de educación, todo chulería arrogante.

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Al final el señor Otegi va a resultar ser la demostración de que la democracia da productos malos. Gracias a éste energúmeno va a quedar demostrado que el nivel de educación y de la formación se ha reducido a un mínimo, ya que en una España inteligente, en una democracia educada apoyada por ciudadanos bien formados y con una cultura mínima, éste individuo no sería más que un indeseable.

01 mayo 2007

CAROD EL DIFERENTE

Es el paladín de la catalanidad, se esfuerza por manifestarse diferente a los demás, por eso es más independentista, para demostrar que es diferente no deja de decir tonterías, no deja de hacerlas e intentando ser polemista no hace sino faltar al respeto.
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Ondeando la bandera de la independencia ejerce de traidor a sus pactos, pactando ha traicionado a la democracia y las instituciones. Su sueño de independencia será la pesadilla de la existencia de muchos.

Si reflexionamos veremos en él al fanático intransigente, que hoy entiende que hay que ser independiente y en el futuro entenderá la independencia a su manera. Ya que Cataluña sólo será realmente independiente si él la rige y define su independencia. No es idealismo lo que le guía, sino odio. No es su fanatismo lo que le hace peligroso, sino su convencimiento en que el fin justifica los medios.

Y es que a él no le hace diferente el hablar una lengua diferente, tampoco le hace diferente lo que a todos nos da la individualidad, nuestras ideas y sentimientos, lo que realmente le hace diferente es la tozudez con que quiere manifestarlo. La insistencia de lo bueno de ser catalán y lo malo de ser español. Un debate que no condice a nada, pues a poco inteligente que se sea es fácil descubrir que la nacionalidad no hace buenas a las personas.

En fin que aquí seguimos, amargando lo que podamos disfrutar de España, incluyendo Cataluña, gracias a Carod el diferente.