22 mayo 2007

CRÓNICAS DE LA DERROTA. NUESTROS FALLOS

La verdad es que si algo tiene que preocupar del panorama social en las democracias es una vuelta a atrás en lo que se refiere a encajar los resultados, una pérdida de confianza en un sistema que nunca será perfecto y, sobre todo, una falta de respeto a los que no tienen las mismas ideas u opinión. Como ya decía, poco a poco vamos asistiendo a nuestra derrota como democracia y como demócratas. No sólo fallan los políticos, sino los medios de comunicación que, como caja de resonancia, amplifican cualquier efecto.
.
En cuanto a lo de encajar los resultados hemos asistido a bochornosos espectáculos como las revueltas de los izquierdistas en Francia cuando resultó vencedor el señor Sarkozy, o el pulso que se mantuvo en México entre vencedores y casi vencedores que se tradujo en algaradas próximas a una revuelta. Quizás inspiradas por la Revolución Naranja habida en Ucrania que logró que el opositor detentara el puesto del presidente, hubo pucherazo y los observadores internacionales así lo constataron. No hubo pucherazo en México ni en Francia, pero los que no estaban conformes con los resultados reaccionaron de la peor manera.
.
El sistema democrático nunca será perfecto ya que no se logra representar a cada uno de los ciudadanos, éstos votan al partido con el que más se identifican, pero que pocas veces representa o coincide con su credo. La desilusión de verse poco o nada identificado hace sentir que se ha otorgado un punto al marcador, pero no un voto. Esta desilusión provoca una pérdida de confianza en un sistema en el que poco a poco el voto en blanco y la abstención resultan ganadores. Desgraciadamente no existe la opción de votar por un escaño vacío, aunque si la de votar por los que representan a asesinos. Ojalá el pensar en esta opción, que dejaría un parlamento medio vacío, hiciese reflexionar a nuestros próceres de lo absurdo de su representación y de la consideración que merecen.
.
Pero el principal indicador de la derrota de nuestra democracia está en la continua falta e respeto a la que asistimos día a día y que, a fin de cuentas, no es más que un mal uso de nuestro derecho a expresarnos libremente. El problema es que de la descalificación se está pasando a la agresión, y ésta empieza a verse justificada. La pérdida de entereza y el deterioro social nos lleva a perder el concepto de que una de las virtudes de la democracia es el derecho a equivocarse, podemos escoger un mal programa, un pésimo candidato o un partido corrupto, pero la mayoría no nos da la razón, no hace al programa bueno, al candidato óptimo o al partido íntegro. El pensar que podemos intimidar de alguna manera a los que no piensan como nosotros no es más que una muestra de nuestro escaso espíritu democrático. Esta intimidación viene dada en la forma de ampararse en la masa para abuchear a los representantes, agredirles, organizar o promover actos de carácter político o reivindicativo las jornadas de reflexión y abuchear o jalear al los candidatos que nos disgustan o placen cuando van a ejercer su ejercicio del voto restan credibilidad a la democracia.
.La democracia, como la libertad, hay que disfrutarla tanto como ejercerla con seriedad, su falta haría haciendo de las mismas una caricatura. Terminaríamos haciendo lo que queremos sin ninguna responsabilidad sobre lo que hacemos. Seríamos cabezas de turco de los futuros dictadores que aprovecharían nuestra falta de madurez para recortar nuestro derechos.

No hay comentarios: