08 marzo 2010

EL INDEBATE TAURINO

Me he topado en elpais.com con la columna que hoy escribe Almudena Grandes y que se titula "Arte". En ella la autora defiende lo cultural que hay en la Fiesta Nacional, no entra en el debate si toros si o no, simplemente nos dice que hay cultura y arte alrededor de ese espectáculo. Un espectáculo que puede resultar épico o bochornoso. Pero pocos son los ayuntamientos que, de una forma u otra, no lo incluya en sus festejos. En la sección de cartas al director, el señor don Román Bailón en una carta que titula "Debate taurino" expone sus razones para que la fiesta sea un recuerdo. Y cero que nos encontramos ante un debate tan apasionante como estéril.
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Ya no se trata de arte o cultura, ni de respeto a los animales. Es algo que se trata de ingresos en un momento en que los datos económicos sólo marcan números rojos. Es el momento de sacar la calculadora y empezar a echar cuentas. De momento los toros dan dinero, en España suponen uno de los últimos vestigios de ganadería tradicional, que antes mantenía a las dehesas al margen de la burbuja inmobiliaria y ahora puede dar algo de tranquilidad a los que trabajan en esta actividad.
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Es el momento de ser prácticos, pocos turistas se niegan a ver una corrida de toros y pocos permanecen indiferentes. Un servidor no es partidario de que una bestia se enfrente a un hombre, sobre todo cuando soy consciente de que una faena termina con la muerte de uno de los oponentes. Pese a todo no soy partidario de su prohibición. Creo que es algo que hay que dejar que muera por si sólo, sin ejecutarle. Basta con no asistir al espectáculo, uno de los pocos que no pueden ser bajados de internet.
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También dejemos que el futuro ponga en su sitio las cosas; que nos aclare qué será del toro de lidia, un animal que da bravura y belleza pero no carne; si trotarán los toros en las dehesas o si a estos terrenos se les encontrará una actividad más lucrativa. Digamos que se trata de evolucionar y no de revolucionar.
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1 comentario:

Fernando Solera dijo...

Exactamente, Luis Fernando. Dejemos que la fiesta nacional muera por sí sola, si es que debe hacerlo. A mí no me gustan los toros, pero estoy hasta las narices de que los poderes públicos no hagan más que prohibir.