29 junio 2008

CRÓNICA DEL MANZANARES


El Manzanares es el río de Madrid, el de la capital, pero no es un río de capital. Pese a que sus aguas riegan La Pedriza, uno de los paisajes graníticos más bonitos de España, y baña el castillo del Marqués de Santillana en Manzanares del Real, dejan sus aguas de dar realce cuando abandonan Colmenar Viejo. Los madrileños, conscientes de que no es el Támesis, el Sena o el Rin, parecen ocultarlo con un sentimiento cercano a la vergüenza.
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No es que no se le quiera, pero no se le exhibe, menos el vetusto Puente de Toledo no hay un paso para cruzar el río que esté medianamente engalanado, todos se limitan a ejercer su función sin hacer ninguna concesión al arte o algo que demuestre un orgullo por estar encima de esta corriente.
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El Manzanares resulta ser más víctima de chanzas y motes que de loas a la belleza o grandiosidad, recibe los nombres de "Aprendiz de río", comentarios como los de "no necesitar puentes para ser cruzado" o el de "no haber más peces que ballena" (por va llena la cuba que lo atraviesa o cae en su corriente). Es un río que transita por las partes menos vistosas de la capital, aunque ahora se intenta hacer una zona verde a ambas riberas de su corriente. Como último detalle, muestra del ánimo sufrido de los hinchas atléticos, su estadio antes de ser el "Vicente Calderón" era conocido por "del Manzanares".
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No pasó el Manzanares desapercibido a los autores del Siglo de Oro, que buscarion inspiración en sus aguas, sobre su puente, y a sus orillas. Fruto de esta inspiración, don Luis de Góngora y Argote nos legó este jocoso soneto sobre el río de Madrid y los madrileños:
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Duelete de esa puente, Manzanares,
mira que dice por ahí la gente
que no eres río ni para media puente,
y que ella es puente para muchos mares.

Hoy, arrogante, te ha brotado a pares
húmedas grestas tu soberbia frente,
y ayer me dijo humilde tu corriente
que eran en marzo los caniculares.

Por el alma de aquel que ha pretendido
con cuatro onzas de agua y achicoria
purgar la villa y darte lo purgado,

me di ¿como has menguado y has crecido?
¿Cómo ayer te vi en pena, y hoy en gloria?
- Bebiome un asno ayer, y hoy me ha meado.
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Aún recuerdo la última vez que anduve por una de las riberas del Manzanares. Hará cosa de dos años y el recuerdo es un olor nauseabundo de aguas estancadas plagado de mosquitos y basuras varias, amén de mucho polvo, cascotes y escombros de obras cercanas que parecen no tener fin. Que la capital de España tenga un río tercermundista es impresentable. Deberían tomarse la molestia de adecentarlo, porque al fin y al cabo forma parte del patrimonio de los madrileños. Jamás será el Támesis o el Sena (bastante guarrete este último también, según me cuenta un amigo instalado en París), pero podemos hacer de él un río más que digno si nos lo proponemos de veras.