22 febrero 2007

MISIÓN EN AFGANISTÁN

Como ya he dicho en anteriores ocasiones, en Afganistán se está librando una guerra en la que, aunque no nos guste, estamos envueltos. El hecho de llamarla misión de paz o tener equipos de reconstrucción no debe engañarnos, otros se han declarado en rebeldía y destruyen. En una misión de paz hay un apoyo unánime a la misma y la sociedad desea la estabilidad al precio de ceder sus posiciones ideológicas. Estas condiciones que se dieron en Namibia, y que se tardaron en conseguir en los Balcanes, no se están dando en Afganistán. Por tanto no se debería hablar todavía de misión de paz; se podrían usar eufemismos como pacificación o estabilización, pero no dejaría de ser una guerra.
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La intervención de la OTAN en una zona más extensa que Irak, en la que tiene desplegados entre 25000 y 30000 efectivos de 37 naciones, supone un compromiso, no sólo con las Naciones Unidas o el pueblo afgano, sino también con los habitantes de cada una de ésas naciones que forman parte de las fuerzas. Pero la OTAN no puede cubrir más que el compromiso que tienen las naciones que la componen, por eso ya ha avisado en ocasiones que hay que aumentar las fuerzas y mejorar la organización de las mismas y relaciones de mando; la respuesta de las naciones ha sido mantener el compromiso adquirido, limitado, cuando no reducirlo.
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Quizá el ámbito político no se da cuenta de que las operaciones militares se desarrollan rápidamente en lo que se refiere a alcanzar unos objetivos, pero se perpetuan cuando hay que mantenerlos y suele haber más víctimas en este periodo que en el primero. En otras palabras: las fuerzas armadas pueden ganar la guerra, pero no la paz. creo que el error que se está cometiendo en Afganistán es que se pretende lo segundo, obviando lo primero. Quizás porque para ganar una guerra pueden quedar en evidencia las carencias derivadas de un compromiso limitado, mientras que para ganar la paz caemos en la tentación de pensar que es cuestión de tiempo, que el riesgo es más reducido y que la involucración en el conflicto va a ser menor. Pero no es así, en Afganistán hay quien considera enemigos a las fuerzas internacionales, se consideran combatientes y están dispuestos a matar. Por tanto la disyuntiva que hay entre ganar la guerra y ganar la paz es una cuestión de iniciativa, algo que la OTAN intenta mantener y algunas naciones no quieren otorgar.
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