19 julio 2025

EL AUGE DE LOS EXTREMISMOS

El auge de los extremismos.



Nos escribe Hermann Tertsch un artículo en El Debate que lleva por título "Mil disfraces de la tiranía", lo considero un buen artículo, no por lo que dice sino porque invita a reflexionar sobre lo que dice y como rebatir o dar la razón a cada una de las afirmaciones o negaciones que hace el autor. En este sentido sólo es malo el artículo que no provoca dudas, no invita a meditar, no informa y evita planteamientos. Visto así, el señor Tersch puede provocar mil debates.

Denuncia el autor cierta injerencia de la Unión Europea y Alemania en los comicios de otros países y las alianzas de partidos de derecha (equivalentes al PP) con los socialdemócratas (equivalentes al PSOE) y otras fuerzas más a la izquierda cuando es necesario. Vamos, lo mismo que un gobierno Frankenstein pero con PP incluido. Se trata, fundamentalmente, de aislar a la extrema derecha. Y creo que se le llama extrema o ultra porque no hay nada más allá, pero sus planteamientos muchas veces son mas centrados que los de los otros partidos. No neguemos la verdad, los extremos son, ante todo, radicales sin importar el lado del espectro. En este sentido nuestra sociedad se ha vuelto sobre todo más radical que polarizada, que también lo está (usaría el término radikal, aunque la diferencia entre uno y otro exigiría un artículo aparte).

Todo partido propone una sociedad que viene a ofrecer su idea de todos y todo en su sitio y cada uno haciendo su función. Las discrepancias comienzan cuando no todos están conformes con su sitio y su función y, aún estando conformes, con los métodos seguidos para alcanzarlos, es en este punto donde surgen los radicales a los que hemos hecho mención. No hay flexibilidad de cara al programa establecido por el ideario del partido. Y las tendencias surgen como reacción. Lo mismo que la falda corta de una temporada puede originar la falda más corta o más larga de la siguiente.

Y creo que en el caso español no habría ultraderecha si no hubiese habido antes ultraizquierda. El auge de VOX es posterior al de Podemos. La realidad está ahí, en total poco más de seis millones de españoles votaron las opciones radicales extremistas y se repartieron sesenta y cuatro escaños. Hay las mismas razones para declarar una alarma fascista que una comunista. Sabemos que cualquiera de estas alarmas sería un dislate. Podemos pensar que no saben lo que votan o, simplemente, que son unos ignorantes. La verdad es que el modelo ofrecido por su opción le resulta más atractivo. El voto es libre y nadie tiene que justificarlo ante otro que no sea uno mismo. Podría ser mejor y podría ser peor, pero es lo que hay y son las reglas del juego.

Lo que no se puede hacer es romper estas reglas haciendo intervenir a las instituciones, nos podemos quejar de la injerencia rusa, pero ello no obliga a que tengamos que consentir la injerencia europea o de otros países amigos. Cualquier intervención exterior en las elecciones es, de por sí, mala. Hemos jugado mucho tiempo así o es que pensamos que la Unión Soviética no injería en las elecciones de cada país a través de los partidos comunistas, o que la internacional socialista no hace propaganda del socialismo, o que ciertas empresas prefieren a determinados partidos o, simplemente, que un gobernante se lleva muy bien con uno y muy mal con otro. Por supuesto que va a haber injerencias, pero no podemos cometer el error de clasificarlas en buenas o malas. Todas son malas y quieren influir en nuestra percepción.

Y tampoco debemos caer en la tentación de arrinconar a los que hayan optado por la opción que sea. Tienen todo el derecho a exponer sus opiniones, otra cosa es que nos gusten o no. Claro que como ahora lo que no está escrito en la Constitución se puede aplicar y no está escrito que se pueda votar a un partido determinado...  

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