22 octubre 2017

DE AQUELLOS POLVOS ESTOS LODOS.

He leído en elmundo.es un artículo de Lucía Méndez titulado "El fracaso de la España autonómica,", Me resulta muy interesante. Según doña Lucía, la actual crisis catalana es la que demuestra este fracaso. No estoy de acuerdo, creo que el fracaso de las autonomías tiene su origen en la redacción de la propia Constitución. Pero, por favor, téngase este artículo como una opinión y no como la disertación de un experto, mucho menos en la materia de historia. Por otra parte, para fundamentar con rigor lo que se expone necesitaría más tiempo de estudio y más espacio que el que me permiten estos párrafos.

Estoy convencido de que el gran mérito de la Constitución de 1978 es que asumió con realismo que los problemas de España no se iban a solucionar siendo una democracia (como no se habrían solucionado siendo una república, una dictadura o un país comunista) sino que se resolverían manteniendo unos valores, unos principios y una guía. A lo largo de cuarenta años aldo de los valores, principios y guía se han ido tergiversando y diluyendo, pero lo señalado para el estado de las autonomías (eufemismo de estado federal) se rompió desde, prácticamente, su aprobación.

En primer lugar se habló de autonomías históricas: Cataluña, Galicia y País Vasco; posteriormente Andalucía. Las tres primeras veían este calificativo en base a la lengua autóctona. Cataluña y País Vasco habían disfrutado de sendos estatutos de autonomía durante la república, el País Vasco durante un breve periodo de tiempo. El caso andaluz fue tras un referendum que debía ser unánime en todas las provincias de la región; aunque en Almería y Jaén venció el No, el paso a la autonomía andaluza se hizo según el artículo de las autonomías históricas. Pese a lo peculiar del lenguaje propio de cada autonomía histórica (en el caso de Andalucía, dialecto) el término "histórica" parecía señalar un privilegio inmerecido para ellas. Ninguna de ellas había sido reino ni estado, y su historia se enraizaba en la de Castilla, Aragón y Navarra, o en el reino nazarí de Granada. El calificativo de históricas era (y creo que sigue siendo) un oprobio para todas las regiones de España, pero en especial para Aragón, Castilla, León y Navarra que, aunque fueron reinos, resultan que no son históricas, ahí queda eso. En definitiva "comunidad autónoma histórica" es un eufemismo de "comunidad autónoma especial".

En segundo lugar se han creado nuevas entidades. Debe ser porque las otras regiones no tenían historia y se podía hacer lo que mejor pareciera. En este caso el gran pagano ha sido el antiguo Reino de Castilla, aunque, siendo un poco más modernos, debería decir las regiones de León, Castilla la Vieja y Castilla la Nueva. Repentinamente Santander deja de ser el puerto de Castilla y se transforma en Cantabria, Logroño (cuna de Castilla y del Castellano) se convierte en La Rioja y lo que queda de Castilla la Vieja de une a León. Estos deben ser los riegos de no ser histórico. Madrid deja de ser parte de Castilla la Nueva, es más deja de ser Castilla porque nadie la quiere (su autonomía es inevitable, se la van a dar porque todo el mundo pide la suya y nadie le quiere), Castilla la Nueva mutilada adquiere el nombre de Castilla la Mancha, así justifica la incorporación de Albacete.El resultado final es diecisiete autonomías, de ellas dos son ciudades, dos archipiélagos, y seis monoprovinciales: el reino de taifas.

En tercer lugar llegamos al autogobierno, es decir, a las transferencias. El estado no solo ha transferido la gestión, sino también el control de áreas clave como pueden ser enseñanza y medio ambiente. El resultado es una enseñanza en muchos caso caótica (sobre todo en la materia de historia) que en el caso catalán ha llegado al adoctrinamiento (y éste ha durado casi lo mismo que la Constitución). Algo parecido ha sucedido con la gestión del medio ambiente, cada autonomía tiene su propia política, planes y procedimientos a los que hay que sumar los del Estado. 

En cuarto lugar, siendo presidente del gobierno el señor Rodríguez Zapatero, se procedió a hacer una revisión de los estatutos de autonomía sin hacer antes una revisión (o al menos una lectura) de la Constitución. El resultado un estatuto de autonomía para Cataluña aprobado, votado, sancionado e inconstitucional que debió ser recortado. Guste o no guste, la Constitución no señala cuales deben ser las autonomías, no establece diferencias entre las mismas, pero tampoco dice que no puedan tener privilegios.

Hoy nos encontramos en una encrucijada provocada por la crisis catalana que ha motivado que se cree una comisión para estudiar lo que es España (mira que si descubre que hay diecisiete naciones y muchas comarcas) y proceder a una reforma de la Constitución. 

A la comisión le rogaría que antes de estudiar lo que es España se lean el poema "Vientos del pueblo" de Miguel Hernández (no creo que le llamen facha).

A los que tienen que reformar la Constitución, pues recordarles que de aquellos polvos nos vienen estos lodos.

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