23 septiembre 2017

COMPARACIONES, REFLEXIONES Y PARADOJAS

Ha pasado más de un mes de los atentados de Barcelona. Dieciséis personas fueron asesinadas y un centenar heridas. Los ciudadanos de Barcelona, Cataluña y España se movilizaron y las puestas de flores, demostraciones y momentos de silencio se prodigaron. Al asesinato de dieciséis personas se le ha llamado masacre. Hemos reaccionado con asombro y repulsa ante este atentado.

Sin embargo hay más muertes en la carretera o por sobredosis, y no provocan un impacto colectivo comparable al que vivimos hace un mes. Quizás estas reacciones sean provocadas por la sorpresa, porque un atentado es algo que se sale de la "normalidad". Todo acaban siendo cifras que alimentarán noticias y estadísticas.

Todas las cifras son comprobables y accesibles, pero se limitan a ser números, el resto lo pone cada uno. Por eso 16 nos aterroriza y 94.188 la ignoramos o nos deja indiferentes. Y es que 94.188 es el número de abortos que se practicaron en España en el año 2015, esto implica 258 interrupciones de embarazo al día, la muerte de 258 personas en potencia. No sabremos nunca los posibles perjuicios o beneficios de esta pérdida. lo que está claro es que no ha habido ninguna reacción social. Son víctimas sin cara ni nombre que no tienen ninguna consideración. Pero si dejamos de hablar de España, y vamos al mundo, la cifra se incrementa a 42 millones (42.000.000) al año, una cifra que aplasta cualquier comparación con las víctimas de un atentado. Basta pensar en los seis millones de judíos víctimas del holocausto - esta cifra en abortos es superada anualmente en China -, pero eso fue un genocidio mientras que los 42 millones de abortos anuales, son solo un problema de salud, ni siquiera son una cuestión moral.

Pero, como hicieron los alemanes con el holocausto, los ciudadanos de hoy podemos decir que no sabemos nada. Es comprensible, es legal y -me atrevería a decir- que casi cotidiano con horarios, citas y estadísticas. En ocasiones lo legal supone un buen escudo para las conciencias.

Me gustaría saber cuantos animalistas son partidarios del aborto. Esos que se escandalizan por la muerte de un toro en una corrida, que arman la de dios por defender a indefensos animales, que pugnan por el reconocimiento de una carta de derechos de los animales... cuando un nonato se encuentra, cuando menos, en las mismas condiciones.

Recuerdo que muchas veces mi abuela, cuando se encontraba en una situación que le chocaba y no le gustaba, decía "No sé a donde vamos a llegar". Pues bien... ya hemos llegado.

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