01 junio 2009

FELICIDAD Y POLÍTICA

Un gran amigo mío me acusó una vez de que pensaba demasiado y me aseguró que así nunca seria feliz. Creo que tenía razón a medias, aunque no pensase mucho, creo que tampoco sería feliz. Y es que el pensar mucho o poco no esta relacionado con la felicidad. Casi me atrevería a decir que la felicidad es un estado en el que se mezclan el estar a gusto, despreocupado y sin problemas. Digamos que uno se encuentra en uno de esos escasos momentos en que no siente ninguna necesidad.
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Algo así podríamos decir de sentirnos ricos o pobres, creo que somos realmente ricos cuando estamos satisfechos, tenemos lo que queremos y nuestros gastos equivalen a nuestros ingresos. Llegamos a fin de mes y no tenemos ninguna deuda. En resumen, nuestra particular balanza comercial esta equilibrada.
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Pero de pronto nos llega el capitalista, y aplicando principios económicos nos crea necesidades: un coche ya nos resulta vital; necesitamos entretenernos y televisión, reproductor DVD, cámara digital, ordenador personal e impresoras dejan de ser caprichos para ser una parte fundamental en nuestras vidas. No digamos si nuestra cartera resulta un poco más abultada. Un yate para el placer y un avión para los negocios resultan imprescindibles.
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Por supuesto que el dinero nos permite satisfacer nuestro orgullo competidor y la necesidad ya no se crea por no tener, sino por no tenerlo igual que nuestro vecino, de forma que lo nuestro tiene que ser mejor, más grande y más caro, nuestra necesidad ya no es disponer de, sino ser mejor que.
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En política y felicidad nos pasa lo mismo que con la satisfacción y la necesidad, el político para vender su producto tiene que decir que somos infelices o que nuestro sistema de vida esta en peligro y amenazado. Como no puede ofrecer mas que los demás, intenta convencernos de que los demás nos darán menos. Y siempre tiene la esperanza de que no descubramos que lo que, a fin de cuentas, administra es nuestro esfuerzo. Que mal alimenta o desnutre nuestras ilusiones, y que diariamente corrompen un poco mas nuestra democracia.
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Pues creanme que si no voto al PSOE no voy a ser un descerebrado nazi, y creanme que si eso de soluciones de ahora mismo prometidas por el PP van a ser a mi costa y con mis estipendios, que Europa será lo que queramos los europeos y España lo que queramos los españoles. No me equivoco si digo que el mejor voto es pedir que los escaños queden vacíos.
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De forma que no sea vago, vote y vote en Europa por cincuenta escaños vacíos, es una forma de ahorrar que no pagaremos nosotros.
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3 comentarios:

Fernando Solera dijo...

La felicidad, amigo Luis Fernando, o al menos algo que se le parece, es hacer lo que te dicta el corazón, y no la cabeza. La mente nos encadena con obligaciones ajenas, mientras que el corazón nos libera de toda atadura. Sólo con alas se puede volar hacia la felicidad.

Domingo dijo...

Felicidad es poder ver despuntar el sol de la mañana en la ventana y saber que hoy tienes una oportunidad más para ser mejor que ayer.

armando alonso dijo...

En mi opinión, la felicidad y la satisfacción, son dos estados anímicos que nunca vamos a conseguir con los planteamientos sociales que nos rodean; entiendo que siempre nos quedará algo mas.
En cuanto a lo de las elecciones europeas, todo la campaña me parece un esperpento. Desde luego, hay que echarle mucho valor para votar a PP o PSOE. También existe la posibilidad de voto en blanco.
Un abrazo.