29 junio 2009

LA POLÍTICA NACIONAL

Pues señores el segundo pecado capital de nuestra democracia es la forma de hacer política nacional, aunque deberíamos decir la ausencia de la misma.
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Me gustaría poner un ejemplo:
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¿Recuerdan que en 1982 Argentina intentó recuperar las islas Malvinas? A nadie extrañó que el Reino Unido intentase recuperar ese territorio, no importaba que la Premier británica fuese Margaret Thatcher, si hubiese sido laborista o comunista el gobierno británico habría reaccionado igual.
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¿Recuerdan que en 2002 Marruecos ocupó con cinco soldados el islote de Peregil? Tras muchas discusiones de que hacer el gobierno Aznar, medio en secreto y con la cámara en contra, decidió mantener el estatus anterior a la intervención "manu militari", esta decisión sorprendió a propios y extraños.
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Está claro si la pérfida Albión resulta tan previsible y la quijotesca España no es porque la una tieneuna política nacional y la otra no. La política nacional no es más que tener clara la posición de una nación en el mundo, hacia donde enfocar sus esfuerzos y saber estratificar al resto de las naciones estableciendo unas relaciones acordes basadas más en el mutuo intercambio de ideas, culturas y bienes que en el buen rollito.
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Y es que en España la política nacional es veleidosa y los planes nacionales erráticos, esto se debe a que siempre carecen del consenso necesario para que tengan proyección en el tiempo, y a que este consenso siempre esta sujeto a intereses particulares, además de ser español debe ser de izquierdas o derechas, respetar los intereses catalanes, gallegos,andaluces, murcianos o manchegos y suma y sigue.
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Hay ejemplos significativos: un plan hidrológico nacional que enfrenta regiones y métodos y que es una asignatura pendiente desde hace decadas; un plan energético nacional que contempla como la energía es cada vez más cara y dependiente del exterior. Un política medioambiental que descansa en las autonomías que nos es capaz sino de establecer propósitos pero no actos. Esta falta de consenso hace que los planes nacionales sean siempre a corto plazo y que apenas vean la luz queden cancelados o modificados por una actitud más liberal o progresista, según sea el gobierno de turno.
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Pero donde resulta más evidente esta falta de proyección es en nuestra política exterior, lo errático de la misma hacen de España un socio en el que es difícil de confiar, cuyos compromisos afectan más a los partidos que a la propia nación.
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Y hagan el favor de no pensar en nuestro actual presidente, que no ha hecho nada diferente de lo que han hecho sus antecesores en este tema. Pero sobre él recae la responsabilidad de empezar a buscar ese consenso para que los planes nacionales sean a largo plazo y sepamos lo que queremos y que España sea una nación en la que se pueda confiar, sobre todo porque nuestro gobierno da una idea clara a todos de nuestra posición, nuestro compromiso, el beneficio quese espera obtener de nuestra participación en una empresa. Y es así como se construye una nación, más que recordando que es el gobierno de España el que hace una anuncio, por mucho que me guste.
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2 comentarios:

Josito dijo...

Con el traspaso poco a poco de las competencias a las Autonomías, la política nacional, es decir, las decisiones que afectan a la nación por igual son cada vez menos, por lo que cada vez es más difícil hacer política nacional. Me remito por ejemplo a la ayuda de los 2.000.=euros a la industria automovilísitica, o la ley anti-tabaco,etc.

Domingo dijo...

El problema de España es que hay muchos presidentes pero pocos estadistas. Y es que una democracia partitocrática es lo que tiene, que es a la fuerza miope y cortoplacista. Esto viene a decir que no existe vida más allá de cada convocatoria en las urnas.