Panorama IX
He aquí el tercer problema que más afecta a los españoles,
pero que estos consideran que es el sexto problema de España, y es que uno lee “los
problemas relacionados con la calidad del empleo” y puede hacer varias preguntas,
todas ellas referidas a la “calidad del empleo”. ¿A qué nos referimos?¿A la
precariedad?¿A la falta de seguridad?¿A falta de equipación?¿A una alta
exigencia? Creo, pero es mi impresión, que se refiere a la remuneración,
siempre resulta inferior al esfuerzo que
le dedicamos. Pensamos que se nos paga poco y que nuestros méritos son
reconocidos pocas veces.
Creo que debemos hacer unas reflexiones sobre la remuneración
de nuestro trabajo. En muchas ocasiones he visto, y admito haber tenido, la impresión
de que trabajamos más que los demás, de que el único esfuerzo que se hace es el
que nosotros hacemos o impulsamos. Pero es un error, Creo que los dirigentes de
la gestión de personal hacen que el rendimiento laboral se base en la
competitividad, aunque intentando que el compañerismo – la armonía dentro de la
empresa – no resulte muy perjudicada. Esto conduce a un sistema que hace que
minusvaloremos los méritos ajenos y sintamos, a la vez, los propios ignorados. En
definitiva, el actual sistema hace que nunca nos sintamos debidamente valorados
y, por ende, recompensados.
También hay que tener en cuenta que en la situación actual,
con más de tres millones de personas en paro, la ley de la oferta y la demanda
tenga como consecuencia que el trabajador se vea obligado a aceptar un sueldo a
la baja, si sobrasen puestos de trabajo y los trabajadores fuesen necesarios
los sueldos serían más altos.
A estas dos leyes (oferta y demanda y rendimiento basado en
la competitividad) tenemos que unir una tercera ley no escrita, más bien
cantada: “todos queremos más”. No sólo pretendemos que se nos valore en el trabajo
y que tengamos un buen sueldo, es que en ocasiones queremos llegar a ser ricos.
Y olvidamos que los ricos en la sociedad son la punta del iceberg, solo vemos a
los que han conseguido ese estatus, pero no tenemos noticias de los muchos que
lo han intentado y no lo han logrado. No nos engañemos todo premio
(remuneración) se basa en el esfuerzo y en el sacrificio, incluso habría que
añadir un factor riesgo. El esfuerzo y los sacrificios se hacen necesarios desde que somos muy
jóvenes, cuántas veces hemos dejado de ir de copas o a divertirnos porque había que estudiar,
cuántas veces hemos quitado horas al sueño para dedicarlas a un esfuerzo. No
termina ahí, ¿acaso a un abogado le gusta defender la inocencia de un violador?
Esa remuneración que puede significar la riqueza, la comodidad o la vida
asegurada muchas veces implica vender el alma y traicionar convicciones y
amigos. Cada uno sabrá qué está dispuesto a pagar y si vale la pena.
Me atrevería a decir que en España no existe un problema relacionado
con la calidad del empleo, pero que los españoles si lo tienen. Los españoles somos
descontentos por naturaleza y siempre encontraremos motivos para quejarnos,
independientemente de los méritos o deméritos que hagamos. Es verdad, que nunca
se nos pagará por soportar a nuestro jefe y sus manías, por tener que lidiar
con las reivindicaciones e incompetencia de los subordinados, por atender las
quejas del público, por ser esclavos de la burocracia, o la inaccesibilidad de nuestros dirigentes. No está en nuestro
contrato de trabajo, pero es ley de vida. La clave de ello, entender un día que lo importante es llegar a ser feliz y no rico.
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