El pasado 22 de noviembre, en la
tribuna de elpais.com se publicó un artículo firmado por Pablo Iglesias
(Turrión) (recalco su apellido para que su nombre sin apellido no induzca a
error - ni usurpe – el nombre y apellido
del difunto dirigente socialista) titulado “¿Para qué sirve la monarquía?”. Comentando este artículo no entraré en lo que no
propone, un debate entre monarquía o república, ni entraré en responder una
pregunta que el autor no se preocupa en responder. Y es que el título induce a
engaño, Pablo Iglesias (Turrión) se limita, en este caso, a justificar por qué
no le gusta la monarquía.
Contemplando el aspecto de Pablo
Iglesias (Turrión) podíamos preguntarle: ¿Para qué sirve una máquina de cortar
el pelo? o ¿Para qué sirve una máquina de afeitar? Nos podría decir que para
nada, aunque la respuesta correcta sería que para él no tienen utilidad, todos
nos podemos hacer una idea de para qué sirve una máquina de afeitar o una de
cortar el pelo. De esta forma, responder que una de estas máquinas no sirven
para nada implica que todos los hombres debemos llevar barba y coleta.
Preguntarnos para qué sirve la monarquía es una trampa para defender su
república, que no la república.
Si tenemos en cuenta que Pablo Iglesias
(Turrión) nació en 1978, queda claro que lo que nos cuenta en el primer párrafo de su artículo es porque
se lo han contado o se lo ha leído, no es más que una opinión, que es
discutible, pero no un hecho. Ese periodo que se ha llamado “la Transición” ha
hecho correr ríos de tinta e invertir horas de grabación y resulta demasiado
simplista resumirlo como “un resultado de
correlación de fuerzas entre actores políticos y sociales procedentes de la
dictadura y de la resistencia democrática”. Añade la coletilla de que “los primeros tenían casi todo el poder pero
ninguna legitimidad, los segundos contaban con toda la legitimidad pero apenas
tenían poder”. ¡Hombre! , es que cuando murió Franco (yo si lo viví) había
demócratas, pero la “resistencia democrática” no dejaba de ser simbólica ,
aunque muchos se apuntaran a ella a la muerte del general. La coletilla añadida
que viene a decir que hubo malos y buenos, poderosos y débiles, ilegítimos y
legítimos, está fuera de lugar. Si los poderosos eran tan malos y los buenos
tan débiles, no habría habido transición. Sobre la legitimidad no me
pronunciaré, no se de leyes, ni las leyes que habían entonces para hacer o no
legítimos a unos o a otros; así que ni yo, ni Pablo Iglesias (Turrión) estamos
en condiciones de decir lo que es legítimo o no fuera de lo que es el ámbito de
la opinión.
El párrafo que viene a
continuación es la expresión de un lamento de que en España hubiese habido una
transición y no una revolución, esta ausencia lo considera una traición de los
“líderes y los grandes partidos de la
izquierda”. Qué decepción para Pablo que no hubiese habido más sangre, pero
también… qué mesiánico tener la responsabilidad de esa revolución pendiente. En
el mismo párrafo hable de los “héroes y
heroínas del antifranquismo”, eran una minoría. De nuevo es una opinión,
para otros esta minoría estaba compuesta por asesinos, traidores a la propia
república y cobardes. En fin, hay tantos adjetivos como opiniones.
También dice en el mismo párrafo
que “el único actor de cierta relevancia
electoral en Euskadi y Navarra que se quedó fuera de aquel consenso fue la
izquierda abertzale”, me parece un eufemismo para decir que el entorno de
ETA (que no la izquierda vasca) se excluyó de este consenso, y me parece además
que es contemplar el terrorismo con cierta benignidad, claro… si es de
izquierdas.
Cuando después de contarnos su
versión de la Transición se cambia la pregunta del título a la de si ¿Sigue siendo útil la monarquía para nuestra
democracia? Comienza haciendo
referencias a que se la asocia a privilegios y corrupción. Respecto a los
privilegios, la monarquía los tiene establecidos en la Constitución, resulta
absurdo pensar que un jefe de Estado no disfrute de unos privilegios, o es que
no los tienen los ministros, el presidente del Gobierno o los diputados del
congreso, por contra Pablo Iglesias (Turrión) jalea a todos aquellos que
pretenden recortar al rey el derecho que todos los ciudadanos tienen a visitar
cualquier parte de España. Respecto a la corrupción, el hecho de que un miembro
de la familia real esté cumpliendo condena demuestra que los privilegios pueden
estar limitados y que a ellos también los alcanza la ley, a todo esto, creo que
también hay algunos republicanos corruptos que demuestran que la república no
es el antídoto contra la corrupción.
Tampoco supone la república una
garantía de la calidad del sistema democrático, el Chile de Pinochet o la
Venezule de Maduro ni dejó ni han dejado de ser repúblicas, como también fueron
repúblicas las quince soviéticas que formaban la URSS, que, aunque populares,
no fueron muy democráticas. Las funciones del rey están establecidas en la
Constitución, que además son las del jefe de Estado y es uno de los símbolos
que representan a España y la
imparcialidad de la nación. Justificarse en que a la jefatura del Estado se
deba de acceder por elecciones, y no por fecundación, es una opinión que sólo
demuestra el desprecio de un republicano. En mi humilde opinión me parece más
imparcial el rey como jefe de Estado por razón de nacimiento, que Pablo
Iglesias (Turrión) detentando esta jefatura (y sé lo que significa detentar.
Por esta razón prefiero una monarquía como la española a una democracia como la
nicaragüense, por ejemplo.
Menciona que el 3 de octubre
debilitó a Felipe VI que “no fue capaz de
erigirse como ´símbolo de dialogo”, de nuevo Pablo Iglesias (Turrión)
impone su opinión como norma, el rey debe decir y actuar al son de Pablo.
Claro, ahora nos dirá que el rey no es profundamente democrático porque no es
republicano. Le atribuye, a continuación, el papel de “símbolo de la autoridad de un Gobierno que fracasó a la hora de lograr
una salida política…”, creo que el rey actuó como el representante de la
autoridad del Estado indivisible (de acuerdo con la Constitución) y que
lógicamente, tiene que defender su integridad y ordenamiento constitucional.
Aunque Pablo Iglesias (Turrión) piense que esto es secundario, hay otros que
piensan que es la piedra angular de la democracia española, que hay otros
métodos para conseguir un objetivo antes que la decisión unilateral, pero ello
llevaría mucho tiempo (el necesario para que la Constitución diga que España es
divisible). Y de nuevo termina repitiendo el tantra del problema político y su
solución política… está claro que no ha leído a Clausewitz, por lo menos eso de
que “la guerra es la continuación de la
política por otros medios” y no es muy consciente de que el corolario de
este aserto es que la guerra tiene su origen en la política (o en los problemas
políticos), por todo ello creo que es más conveniente una solución judicial que
una solución política extrema. Por otra parte, cuando se habla de soluciones
políticas, ¿quiere decir que en este caso se puede obviar la ley?
Pasa a continuación a un párrafo
en el que nos dice que “nuestra patria
necesita hoy dotarse de instrumentos institucionales republicanos que huyan de
la uniformidad y el cesarismo, que representen la fraternidad, que garanticen
la justicia social y que reconozcan la diversidad de los pueblos y gentes de
España como clave identitaria a proteger y respetar”. De nuevo es una
trampa que dice subliminalmente que las instituciones monárquicas no hacen lo
que se pide a las republicanas… Es ingenuo pensar que los independentistas que
queman hoy las fotografías del rey no quemen el retrato del jefe de Estado de
una hipotética república. A pesar de la posterior propaganda que hace de los
indignados (15M) y feministas militantes republicanos vuelve a tender la trampa
de que las instituciones actuales no protegen a las personas.
El último párrafo es un brindis
al sol, creer que “la nueva república es
una garantía de una España unida sobre la base del respeto y la libre decisión
de sus pueblos y sus gentes” es ingenuo, es pretender que todos los
problemas se van a solucionar porque de monarquía vamos a ser república, que
con ello se terminarán los intentos de secesión y, ya puestos, con la república
se acabarán los movimientos migratorios, los crímenes y las violaciones.
En conclusión, Pablo Iglesias
(Turrión) hace un artículo sesgado, sin explicar los beneficios de una
república (aunque defiende lo benigno de su república) diciendo que no le gusta
la monarquía y por qué, pero muy lejos de explicar también cuáles son los
perjuicios de la monarquía.
Resulta sencillo ver la deriva de
Pablo Iglesias (Turrión), en Podemos se va imponiendo el culto a la
personalidad. Ya no se trata de convencer, sino de vencer. Y para eso vale
todo, las reglas del juego irán cambiando poco a poco… hasta acabar como
Napoleón y los otros cerdos que hicieron la rebelión en la granja. Pablo
Iglesias (Turrión) ya es lo más selecto de la casta, por encima de la ley y por
encima de sus ideas y convicciones (bueno… aparte de ellas).
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