06 febrero 2016

LOS DILEMAS DE LAS NEGOCIACIONES


La situación en que nos encontramos no es un callejón sin salida, pero no tiene solución. Ya no se trata de ganar más que los demás, sino de perder menos que ninguno. Toda solución que no implique colación entre PSOE y PP necesitará del acuerdo de al menos tres partidos. Don Pedro Simón hace una reflexión que, particularmente, me ha gustado mucho en elmundo.es, se titula "Traiciones", en este artículo hace mención de que los progresos realizados en muchas ocasiones se deben a "traiciones", a modificar fidelidades y romper lo jurado o lo prometido.


Es cierto, en este caso, la negociación implica romper muchas promesas hechas antes de empezar a gobernar. Implica una evidente falta de coherencia entre un antes y un después. Pero también significa crear puentes entre islas. Amurallarse, aunque puede aumentar la irreductibilidad, también potencia el aislamiento. Las murallas crean una sensación de seguridad, pero acentúan la soledad. Hoy los avances se hacen en equipo y los problemas se solucionan entre todos.


Por un lado, el mantenerse cerrilmente en lo prometido puede implicar llegar a una situación parecida a la que encontramos en los duelistas del Parque del Capricho en Madrid, llevan más de doscientos años sin hablarse. ¿Debemos esperar lo mismo de nuestros gobernantes? Pero por el otro lado, el hecho de rectificar una opinión puede ser interpretado como una cesión, algo que puede ser mal recibido y, por lo tanto, debilitar el prestigio de un partido. ¿Sacrificarían prestigio por posición? Se escoja el camino que se escoja ningún partido puede ganar, aunque los españoles podemos ser los principales beneficiados o perjudicados. De cara a la formación de un hipotético gobierno, creo que está claro que debemos enfrentarnos a una nueva transición, en ese caso no se debería excluir a ninguna formación política. De cara a la imposibilidad de formar un nuevo gobierno... pues el parterre de los duelistas es un lugar agradable y bonito de ver... si se mantiene cuidado.


Pero todo lo dicho puede ser válido si nuestros líderes están guiados por una voluntad de servicio, de ser parte de una solución y no ser un problema más de los españoles y nuestra  sociedad. Otra cosa es que gobernar sea una meta, un objetivo a alcanzar a cualquier precio, en este caso nos encontraríamos ante un nuevo caso de corrupción, la avaricia no se materializaría en dinero, sino en una sensación falsa de poder.



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