11 junio 2009

EL HOLOCAUSTO COMO ATRACCIÓN

Hoy he visitado Auswitch, nunca ha sido mi intención hacerlo, pero imperativos de trabajo me han obligado. Había conseguido evitar tener que venir a este rincón del mundo en dos ocasiones, a la tercera va la vencida.
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No dudo que siempre habrá alguien que diga que esta visita es necesaria, que el recuerdo de esta tragedia de unos e inmundicia de otros nos ayudará a ser mejores o, por lo menos, a no repetir la historia.
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Pero cuando uno cruza la Unión Europea no es para ver lo miserable que ha hecho un pueblo y lo mucho que ha sufrido otro. La verdad es que me interesa ver lo bello, lo bonito y lo edificante. Por muy ejemplar que sea Auswitch, esta antesala de la muerte, es una muestra constante de miseria humana. En mi opinión, y discúlpenme por ello, los hombres deben saber comportarse, no deben pensar lo malos que fueron los nazis, sino lo cruel que puede llegar a ser el genero humano. La existencia de un campo de concentración para recordar no ha evitado el exterminio de tribus en África, las persecuciones en los Balcanes, un campo de concentración en Guantánamo o las vejaciones de la cárcel de Irak. Por mucho que conozcamos el pasado lo repetimos… desgraciadamente intuimos el futuro.
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Y ahora Auswitch es una atracción turística en la que los turistas gastan bromas, se hacen fotos frente a las cámaras de gas, en el paredón donde fusilaron a miles de hombres o al lado de cadalsos donde fueron ahorcados muchos de los prisioneros. Para mitigar el cansancio de la visita hay un restaurante-bar para reponer fuerzas y beber una cerveza.
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Pues señores me he negado a participar de este circo, no he querido ser parte de esta miseria, me he negado en redondo a visitar las cámaras de tortura, a tomar una sola fotografía, o a pisar un horno crematorio. Por supuesto, me he negado a tomar una cerveza y a abandonar el autobús cuando alguien a tenido la genial idea de visitar Birkenau (más terrible que Auswitch).
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Sirvan estas letras para denunciar a los turistas y a aquellos que siguen beneficiándose de los prisioneros que allí estuvieron. Espero que mi actitud les haya respetado.
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6 comentarios:

Fernando Solera dijo...

Yo ni loco visitaría ese sitio. De hecho que se haya convertido en una atracción turística más me parece sencillamente aberrante. Comprendo perfectamente tu indignación, Luis Fernando. Un abrazo.

Josep Julián dijo...

Si te hubiera acompañado en ese viaje, no hubieras estado solo en tu actitud. La banalización de la barbarie es un signo de lo bárbaros que continuamos siendo.
Un saludo y hasta pronto.

Domingo dijo...

Vivimos en la era del todo vale, hasta convertir el horror en un parque temático y hacer merchandising de la sordidez. Hay visitas casi obligadas y todo se puede visitar, pero siempre desde el respeto y la consideración.

Josito dijo...

Lo que has hecho te dignifica como persona: mi enhorabuena.
No sabía que se visitaba Auswitch "de esa manera", más bien creía que había quedado como un lugar para recordar y honrar a los miles-millones de judíos asesinados,...pero no como un Disneyland del nazismo: es, simplemente, vomitivo.
Un saludo.

Ángela Paloma dijo...

Querido Luis,

Nunca debería haberse convertido en una atracción turística. Yo sí viajaría, pero para contar a la sociedad lo que veo, para ejercer, de algún modo, el periodismo...

Un abrazo

colombine dijo...

Saludos amigo.

vengo a despedirme hasta septiembre. Espero entonces volvamos a estar en contacto aunque sea de tarde en tarde...

Un FELIZ VERANO AMIGO..un beso