La ley de Murphy ( y IV)
En la política
La ley de Murphy aplicada en la política debería cambiar de enunciado, debería aplicarse a la inversa “Existe la remota posibilidad de que algo vaya bien”. En la política actual hay muchos interesados en que si algo puede ir mal vaya peor. Recuerden ese dicho de moda de “cuanto peor, mejor”. Se ha demostrado, todas las facciones están dispuestas a sacar partido de lo que vaya mal.
Una pregunta obligada es si hay un verdadero interés en que algo vaya bien, siempre hay peros a los buenos datos, si es que son ciertos, y siempre hay acusaciones cuando los datos son malos, pocas veces se apuntan soluciones y menos veces todavía, hay disposición para un acuerdo.
Entre las muchas causas que hay para que todo salga mal es que las soluciones y los objetivos se abordan de un punto de vista ideológico, pero no práctico. Resulta de esta manera que la solución propuesta a cualquier problema consiste más en un implantación de carácter ideológico que en una medida que suponga un beneficio. Por otra parte, al ser ideológica, la propuesta tendrá más enemigos que amigos. La condición necesaria, pero no suficiente, para reducir las posibilidades de que algo vaya mal es disfrutar de una mayoría absoluta.
Este espectro fraccionado supone asegurar que si algo puede ir mal irá a peor. Y ante este ambiente el gobernante puede caer en la tentación de eliminar las disidencias por otros métodos derivando hacia la tiranía en cuyo caso la ley de Murphy mutaría en que “si algo puede ir mal lo hará hasta que no pueda ir peor”.
1 comentario:
Creo que la última frase es la clave. Un beso
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