Cosas del medio ambiente.
Me contó un ingeniero forestal la historia de un lugar de Galicia en el que hubo un incendio forestal, era un lugar rocoso y de difícil acceso en el que se quemaron todos los árboles, la naturaleza pedregosa del lugar impidió el crecimiento de los árboles, pero facilitó el desarrollo de la maleza y la maleza atrajo a los animales, que a su vez atrajeron a otros depredadores. La zona quemada se ha transformado en un espacio que hoy es reserva de la biosfera, nos referimos al Parque natural de Baja Limia y Sierra del Jurés. No sé si esta historia será cierta, algo de verdadero puede haber toda vez que en la zona de Limia ha habido y hay numerosos incendios (una denominación muy genérica que incluye conatos, fuegos e incendios... cuestión de superficies y estadísticas). Pero, sin saber lo cierto o no de esta historia, no pretendo atribuir ninguna característica beneficiosa al fuego y menos al bastardo que lo origina. Si nos debe sorprender la capacidad que la naturaleza tiene para reponerse de estos desastres. Habrá estudiosos que expliquen mejor que nadie que no es producto de la casualidad sino cuestión de tiempo, en este caso, bastante poco.
Los críticos atribuyen una defensa del medio ambiente en película del oeste de Clint Eastwood, "El jinete pálido", toda vez que pequeños buscadores de oro se enfrentan a una gran empresa que utiliza cañones de agua para ir disolviendo la arena de las montañas y, ya de paso, las propias montañas. Lo que podríamos denominar una explotación salvaje. Hoy las leyes ecologistas protegen al paisaje y una explotación minera abierta se enfrenta a muchas trabas ya desde el proyecto. También a las protestas de "en mi pueblo no" y las manifestaciones de ecologistas que se oponen a cualquier modificación del paisaje.
No creo que hoy fuese posible una explotación minera que permitiese la extracción del oro utilizando el método de regar con agua las montañas auríferas. Significaría un atentado medioambiental no sólo por la modificación de las montañas sino por el añadido de canales y tuberías que sería necesario para transportar el agua. Inadmisible, dirían algunos. Pero se hizo en tiempos de los romanos en la provincia de León, en lo que hoy es Las Médulas, un espacio natural catalogado como Patrimonio de la Humanidad. Una preciosa muestra del poder creador de la naturaleza a partir de lo que un ecologista de hoy calificaría de desastre medioambiental.
Hoy El Debate dedica un reportaje fotográfico a "Las Médulas, el secreto mejor guardado del Imperio Romano y una joya natural amenazada por las llamas", pondría en duda lo de "joya natural" porque habría que reflexionar cuanto tiene de natural y cuánto de artificial. En cuanto obra de la naturaleza lo tiene todo, pero la causa original es el sistema "ruina montium" utilizado por los romanos que consistía en ir derrumbando una montaña a partes. Al igual que los humanos, la naturaleza se ha adaptado y nos ha regalado este espacio, aunque le haya llevado unos cientos de años.
No podemos rechazar la capacidad de los hombres para adaptarse (y adaptar) la naturaleza. Cuando se comete un "atentado" contra el medio ambiente, como puede ser la construcción de una presa, la naturaleza se adapta a la novedad que supone el nuevo embalse con nueva fauna y vegetación. En mi opinión no son necesarios los ecologistas para preservar el medio ambiente, ya lo hará la naturaleza. Posiblemente nos ponemos en peligro a nosotros mismos antes que a otra especie. En todo caso, la radicalidad no es buena, excepto para los que tienen algún beneficio de ésa radicalidad.
Se impone actuar con inteligencia sobre la estupidez innata de obtener beneficios a toda costa y sobre esa idea (¿progresista?) de mantener intocable el entorno y renunciar a la riqueza que nos pueda proporcionar.
3 comentarios:
Los pantanos han enriquecido mucho el paisaje español. Un beso
Los pantanos tienen la función de evitar sequías y regular crecidas. Si enriquecen los paisajes, más bienvenidos sean.
Un saludo
Comparto la idea de que un lugar rocoso, arrasado por el fuego, se puede transformar en una reserva de la biosfera gracias a la maleza que atrajo animales y depredadores. Transmite esa magia de la naturaleza para reinventarse, aunque, como tú mismo apuntas, no se trata de justificar los incendios ni a quienes los provocan. La mención de la zona de Limia, con su historial de fuegos, le da un anclaje realista. La información disponible confirma que el Parque Natural Baixa Limia-Serra do Xurés, declarado en 1993 parte de la Reserva de la Biosfera Transfronteriza Gerês-Xurés desde 2009, es un crisol de biodiversidad con robles, abedules, lobos, águilas reales y nutrias, lo que apoya la idea de regeneración que planteas.
El giro hacia El Jinete Pálido y Las Médulas es un contraste súper interesante. La referencia a la película de Clint Eastwood conecta bien con la idea de explotación salvaje, y el paralelismo con Las Médulas, donde los romanos usaron el ruina montium para desmoronar montañas en busca de oro, es un gran ejemplo de cómo la naturaleza puede transformar un “desastre” humano en algo bello. Me gusta cómo cuestionas el término “joya natural” para Las Médulas, porque, efectivamente, es un paisaje moldeado por la acción humana, aunque la naturaleza lo haya reclamado con el tiempo. El reportaje de El Debate que mencionas refuerza esa tensión entre lo natural y lo artificial, y la amenaza de las llamas que describes es un recordatorio de lo frágil que sigue siendo ese equilibrio. Tu crítica al ecologismo radical y a la idea de mantener el entorno “intocable” es un punto de vista valiente y polémico. Planteas que la naturaleza siempre se adapta, incluso a cosas como presas o minas, y que los humanos también debemos adaptarnos sin caer en la explotación a toda costa ni en la parálisis conservacionista. Debería no haber más dificultades en abrir una puerta a soluciones prácticas, como una gestión más inteligente del territorio. Tu reflexión invita a pensar sobre nuestra relación con la naturaleza, destacando la resistencia natural del medio ambiente.
Un abrazo!
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