Noticias y examen de conciencia.
Hay veces que un periodista o un diario, por buenos que sean, no pueden evitar dar la noticia de un suceso deseado que no ha ocurrido o, simplemente, anticipar un hecho deseado. También es posible confundir una mala noticia con una buena malinterpretando que lo que sea perjudicial para un rival va a ser, necesariamente bueno para todos, aunque eso sea sólo de interés para el bando propio.
Creo que de eso ha pecado hoy Ana Martín en El Debate cuando anuncia que “El Gobierno se dirige directo a su derrota más dolorosa desde la caída de la jornada de 37,5 horas”, se refiere a que el Gobierno debe presentar los objetivos de estabilidad en el Congreso y que estos serán rechazados con los votos del PP, VOX y Junts, es lo más probable pero estos últimos siempre son un misterio sobornable, por esta razón considero un tanto aventurado anunciar este rechazo. Creo que también resultaría un tanto estúpido echar atrás unos buenos presupuestos por conveniencia política, sería necesario estudiarlos bien y proponer la enmiendas necesarias antes de votar un no por anticipado. Me da la impresión que en esta ocasión el último análisis que se va hacer es el de los presupuestos. También equivocamos lo que es la mala o buena noticia en este caso. Se considera una buena noticia el hecho de que el Gobierno no logre sacar los presupuestos, algo que enturbia la verdadera mala, pésima, noticia que supone la incapacidad de que nuestros congresistas sean capaces de trabajar juntos para sacar unas cuentas adelante.
A mi entender particular una noticia que siempre me parece positiva es que el paro ha bajado, independientemente de peros. Siempre hay motivos para quejarse que si no sabemos cuántos fijos discontinuos hay si manda la izquierda o que si el empleo es precario si manda la derecha. Su disminución siempre es buena y su aumento malo. Hay quien recibe la noticia de un aumento de parados como una buena oportunidad para cargar contra el gobierno de turno. Pero pocas veces nos planteamos que los índices de paro en España son una muestra de la incapacidad de nuestros gobiernos para facilitar la generación de empleo y la falta de la calidad de apoyo de otras instituciones, como son los sindicatos, para facilitar el acceso al trabajo.
El que España sea ingobernable, por los motivos que sea, no es ni será una buena noticia.
No lo había pensado así. Pero creo que tienes razón. Una mala noticia es mala para todos. Un beso
ResponderEliminarEs lo que tiene estar en un país enfrentado, nos resulta difícil diferenciar entre los bueno y lo malo.
EliminarUn saludo
¿Trabajar juntos los políticos de uno de los dos bandos mayoritarios con el otro? Eso no interesa a ninguno de los dos, pues la imagen que han de dar es de defensa encarnizada de sus supuestos ideales (no sé ya cuáles son los de uno o los del otro) porque de esa manera seguirán partiendo y turnándose el bacalao por períodos de 8 en 8 años (a no ser que antes ocurran unas elecciones generales). El ejemplo de la Ley electoral es bien evidente. Ninguno de los dos bandos la ha querido cambiar. El último ejemplo lo tuvimos con el gobierno de Rajoy, con mayoría absoluta y dejando pasar una ocasión como esa para cambiarla.
ResponderEliminarVotar un no por anticipado a los presupuestos sin tan siquiera basarse en un análisis de los mismos, sino anunciar el "no" o la abstención a bocajarro, no parece ser la mejor fórmula. Aquí seguirán resonando los cañonazos políticos con gruesas palabras, calumnias, amenazas del tipo "pues si no me das esto y lo otro no te apoyo en la votación de aquello y lo de más allá". Este es un gran país, formado por ciudadanos que saben ser solidarios cuando se presenta una catástrofe, que saben hacer milagros para llegar a fin de mes a pesar de lo difícil que se lo ponen sus políticos, votantes que están desamparados ante tanto impuesto, ante subidas de precios para el consumidor final, de costes para los empresarios que adquieren bienes de equipo o agroalimentarios para su producción de bienes o servicios. Nos quejamos de que el español es un pueblo que en lo que se refiere a manifestarse contra la incompetencia de un gobierno que nos asfixia y el egocentrismo de un líder, no somos capaces de presionar mostrando en la calle nuestro desacuerdo. Así, no podemos contra ellos. ¿Y el pueblo qué debe hacer entonces, que solución le queda? ¿Votar? Pues a ver si convocan elecciones...
El pueblo español es bastante conformista, ya dije en una ocasión que la transformación social no está en convencer a una generación de los cambios deseados, sino en educar a la que viene en ellos. A nosotros nos han educado en la conformidad, en aguantar el chaparrón y esperar otra oportunidad, a jugar sobre seguro bajo el principio de "más vale malo conocido que bueno por conocer" y a contenerse no sea que haya otra debacle. Todo ello nos deja ausentes de las incapacidades de nuestros gobiernos y a merced de los cambios de opinión (eufemismo de mentiras) de nuestro actual presidente. Mucho me temo que tras las próximas elecciones las cosas seguirán igual gane quien gane.
EliminarUn saludo.
Efectivamente, tal como adelantaba Ana Martín, hoy se ha consumado la derrota de los objetivos de déficit al cumplir Junts su amenaza de votar en contra. Es, por distintos motivos, una buena noticia para PP, Vox y Junts y mala para el gobierno.
ResponderEliminarParece que en estos momentos pedir un poco de cordura y de consenso es pedir la luna. Y eso a pesar de que, con el 50 aniversario de La Transición, Felipe VI y algunos medios de comunicación han hecho hincapié en el consenso...pero como el que oye llover!
En fin, no tengo claro ni siquiera que la convocatoria de elecciones ponga fin a la crispación que va en aumento cada día. Parecía, hace unos meses, que la crispación había tocado techo, pero cada día descubrimos que puede subir unos cuantos escalones más.
Saludos,
Créeme que siento estar de acuerdo contigo en todo. Creo que después de las elecciones, cuando quiera que las haya, la situación va a seguir igual. Desgraciadamente parece que la división de la ciudadanía da más réditos de cara a la política que la unión de la misma.
EliminarUn saludo.