La caza de brujas.
Pues ya lo saben, parece que antes de agosto se trata de que nuestros partidos políticos quieren cerrar el curso dejando algo para septiembre. Todos los diarios se hacen eco de los currículum. ABC abre con el titular "El rigor con Noelia Núñez abre dudas en el PP sobre riesgos futuros como Alberto Nadal", lo escriben Paloma Esteban y María Jesús Pérez, es para subscriptores. La Razón dedica varios artículos, "Títulos bajo sospecha: así mienten los políticos sobre sus estudios", firmado por Alicia Martí, Diego Rodríguez Veiga y Pepe Luis Vázquez; "Los peones de Sánchez que dirigen la búsqueda en el fango: próximos objetivos, Mazón y Ayuso", escrito por Diego Rodríguez Veiga. El Debate publica que "La cúpula del PP señala a Patxi López y a Puente por inflar sus CV: «Que enseñen sus 'títulos' o dimitan»", lo escribe Ramiro Fdez-Chillón; y "Desaparece la web del PSOE donde podían consultarse las biografías de su Comisión Ejecutiva", firmado por Jorge Sanz Casillas. Está clara la cosa: estamos en la guerra de los currículos.
En una ocasión un amigo me mostró su tarjeta en la que ponía que era uno de los secretarios de un señor que tenía un montón de cargos y títulos que llenaban el resto de la cartulina, solucionabas tu currículo expresando que eras uno de los secretarios de tan magno personaje, y no mentía. Deben considerar nuestros padres de la patria que resulta un poco exiguo que a la hora de exponer los logros de su vida no lleguen a cubrir medio folio, ya que el recurso de inflar el perfil aludiendo a otro ajeno resultaría bastante absurdo. Así que es mejor maquillarlo y engordarlo, una especie de adornarse la vida y atribuirse unas experiencias y conocimientos que no se tienen.
Como siempre, nos están haciendo perder las referencias. Poco estamos valorando que nos estén mintiendo desde uno y otro lado y que al final lleguemos a la conclusión que ya sabíamos: el congreso de los diputados (y diputadas) está lleno de zotes (y zotas). Pero cuando se empiezan a investigar si es verdad o mentira lo que uno dice en su currículum la cosa parece una caza de brujas. No se trata de comparar si hay que dimitir o seguir. Los políticos se dedican a hacerse daño los unos a los otros, cuanto más mejor, y si se puede quemar políticamente al oponente por brujería pues mejor.
No hay un perfil determinado para ocupar un puesto de diputado que no sea el de ser votado en la lista de un partido político. No se le exige al diputado una formación determinada. Lo mismo pasa con los ministros y con muchos cargos que ocupan la dirección de las instituciones. Y no debemos confundirnos. Al ministro de turno no debemos pedirle carreras o diplomas, sino exigirle que haga bien su trabajo. El acudir a currículos falsos es secundario, una cortina de humo que puede servir de escusa para solicitar una dimisión cuando se hace lo que se debe o para justificarse en el cargo cuando no se hace lo que se espera.
Y usted, y yo, sabemos que la pregunta ¿debe dimitir alguien que ha mentido en su currículum? no es la correcta, la decisión que tome un mentiroso entre dimitir o seguir en en el cargo sólo pone en evidencia su catadura moral, eso es lo que debemos juzgar. La cuestión acertada es ¿estamos dispuestos a votarles?¿se merecen nuestro voto?¿es mejor votar en blanco antes que a un partido?
En todo caso pocos se han librado de mentirnos.
No creo que votar en lanco solucione nada, sino verificar el currículum. Un beso
ResponderEliminarSólo respondes una pregunta. ¿Hay otra forma de exigirles responsabilidad?
EliminarUn saludo.
This is such a spot-on take about the whole "resume war" in politics right now. It's totally frustrating how politicians are so focused on tearing each other down over CVs instead of, you know, doing their actual jobs.
ResponderEliminarYou're right, it feels a bit like a witch hunt when they start digging into every little detail. And it's true that there's no official "profile" for being a deputy—it's all about getting voted in. We should definitely be more focused on whether they're doing a good job, not just what's on their resume.
That question at the end, "Are we willing to vote for them? Do they deserve our vote?" is really the most important one. It puts the responsibility back on us as voters, which is where it should be. It's tough because it feels like everyone's lying to us these days.
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EliminarGreetings.
Corrupción, mentiras, ¿cómo votarlos si todos son parecidos? Yo lo tengo más que claro. Un voto en blanco. A ninguno.
ResponderEliminarUn abrazo.
La lástima es que no exista la opción de votar por los escaños vacíos. Estoy convencido de que el parlamento quedaría medio vacío. Pero a los que se sentasen allí no les daría un ápice de vergüenza.
EliminarUn saludo