La corrupción y lo podrido.
Nos regaló Gabriel Albiac ayer en El Debate un artículo de opinión que titula “Todo se ha podrido” en el describe su visión de la situación actual de la política en España para llegar a la conclusión de que “No, no es que todo se pudra. Es que ya todo se ha podrido”. Contempla Don Gabriel la absoluta derrota ante la corrupción. Me gusta cómo escribe don Gabriel, aunque en ocasiones su lectura se me hace un poco difícil, me gusta cómo dice las cosas aunque muchas veces no me guste lo que escribe porque tiene toda la razón y la verdad resulta incómoda cuando supone una denuncia. Cada artículo de Albiac suele ser la exposición de una reflexión desde un hecho donde van sumándose otros que dan fuerza a su razonamiento.
Creo que no es lo mismo lo corrupto que lo podrido, en lo corrupto influye un elemento ajeno mientras que lo podrido es fruto de una evolución. Puedo corromper una fruta congelándola y descongelándola pero que se pudra es cuestión de tiempo. Por esta razón cuando Don Gabriel nos anuncia que “ya todo se ha podrido” es que no hay vuelta atrás. Estamos en un estado en que las cosas no pueden ir a mejor.
Nuestra sociedad se debate entre paradojas. Hay que respetar a la naturaleza y preservarla de la ingeniería, no se puede erigir una presa porque resulta en un daño ambiental tan grave que los que padezcan la sed pueden pagar. Se aplica esa ingeniería a una sociedad en la que si un hombre quiere considerarse mujer, o viceversa, pues adelante con ello. Son dos ejemplos que hacen un absurdo la predicación del respeto a la naturaleza.
Creo que el proceso comenzó cuando equivocamos los fines y, sobre todo, estos justificaron los medios. Hace ya mucho tiempo en que un medio, el poder, se ha constituido en un fin y el hecho de mantenerlo o alcanzarlo ha justificado cualquier medio empleado, que incluyen la mentira, la intriga, el soborno, la adulación y todo aquello que cupiese en la caja de Pandora.
Hoy por hoy la principal muestra de nuestra descomposición está en esa admisión de, y conformidad con, el todo vale y de todo me valgo.
Una de las perversidades de esta sociedad es la generalización (sólo una, repito), a veces se pretende hacer tabla rasa de algunas cosas o situaciones y eso lleva a emplear métodos que son útiles en algunos casos, pero no cuando se generaliza. El hombre es un ser inteligente y, en ocasiones, lo que nos falta es precisamente eso, la inteligencia para discernir y no enrocarnos en creencias que consideramos absolutas por encima del bien y del mal.
ResponderEliminarEs como si ahora, los defensores del bienestar animal porfiaran por mantener a las aves en semilibertad y no confinarlas debido al peligro que las amenaza.
Quizá no sea el mejor ejemplo, pero mi idea es que si empleáramos un poco más la inteligencia, incluso a la hora de elegir a nuestros representantes, tal vez nos iría un poco mejor, aunque sólo fuera un poco.
Tienes toda la razón. La generalización supone, por sí, el germen de la desinformación, siempre hay muchas excepciones. Las excepciones son, en principio sólo eso, no tienen porqué ser buenas o malas, pero parece que hoy estamos privilegiándolas a la vez que creamos otras excepciones: machistas, hembristas, xenófobos, invasores, facistas, rojos... Nos hace falta, como dices, un poco de inteligencia y saber discernir lo que son tonterías y no propuestas u opiniones.
EliminarUn saludo
Mientras la gente lo permita seguiremos igual. Un beso
ResponderEliminarSi depende de la gente, nosotros... pues creo en el sentido común de las personas pero poco espero de la acción de la chusma.
EliminarUn saludo.
¿Te has preguntado en cuántas ocasiones de nuestra Historia de España alguien ha afirmado que todo está podrido? No me quiero remontar al siglo XVII. Vayamos al XIX, a la Restauración, a la época de "oligarquía y caciquismo", a la crisis del 98, a la crisis de 1917...¿sigo?
ResponderEliminarY sin embargo, de todas hemos salido y el país ha ido prosperando. Tal vez deberíamos tener un poco más de confianza en las generaciones que llegan.
Hay también un pesimismo con los jóvenes: según algunos, no saben o no quieren hacer nada. Lo de JASP ya ni se utiliza.
Por otra parte, estoy de acuerdo en que el poder se ha convertido en un fin. Hay que cambiar esto y...tantas otras cosas!
Saludos,
Créeme que me gustaría que estuvieses en lo cierto. No es que me falte confianza en las generaciones que llegan, es que no la tengo en las instituciones. De todas las situaciones que mencionas hemos salido de una forma más o menos traumática.
EliminarY es que lo que está podrido (y no solo en España) son las instituciones, la partitocracia las está ocupando, los parlamentarios represantan más a su partido que a los ciudadanos que les votaron. Y los dirigentes de esas instituciones persiguen más el interés de su partido que el de la ciudadanía.
No es una decadencia de la que se pueda o no salir (ya lo hemos hecho), no tampoco es una corrupción contra la que se pueda reaccionar, más bien me parece descomposición de la que tiene que salir otra cosa (no tiene que ser mejor o peor, sólo diferente) y lo que me da miedo es la transición hacia esa otra cosa. Pues hay cambios que pueden resultar muy violentos
Un saludo