14 noviembre 2025

EL CUENTO DE LA CASA

 

Nos reta José Antonio (JascNet) este mes en el “Vadereto” de su blog "Un acervo de cuentos" con una historia de terror clásico en la que tiene que contemplar la presencia de uno de los monstruos de literatura o de cine.. Para mi propuesta me he inclinado por el personaje, por así llamarlo, de la casa encantada, en cuanto al terror del relato lo dejo a la opinión del lector....



El cuento de la casa..

    La verdad es que el efecto de la noticia fue el mismo que si nos hubiesen comunicado a toda la familia que nos había tocado la lotería. Nos habíamos trasladado por razones de trabajo a una nueva ciudad, significaba el cambio más ingresos, más responsabilidades y más prestigio, pero exigía de una casa adecuada con el cargo en la que se tendría que recibir a algunos representantes a comidas y cenas de trabajo. Habíamos estado buscando esa residencia durante más de un mes, pero la escasez de la oferta inmobiliario y los precios hacían imposible acceder a la vivienda. Repentinamente la empresa nos comunicó la disponibilidad de una auténtica mansión de su propiedad. Suponía un alquiler gratis, pero nos advertían que teníamos que cumplir algunas condiciones para habitarla. Por supuesto toda la familia acordó estudiar bien el contrato, nadie regala duros a cuatro pesetas, y discutirlo después. Pero la inclinación no manifestada de cada uno era aceptarla.

    El jefe de Recursos Humanos era el auténtico oficinista, todos los documentos relativos a la casa estaban ordenados pulcramente encima de su mesa, todos los papeles trataban el mismo asunto y sobre dos folios separados bajo dos plumas preparadas para la firma, una era para mi y otra para mi mujer. Tras saludarnos a todos y unos pocos minutos de charla intrascendental empezó a hablarnos del asunto:

     — Antes de que la casa perteneciera a la empresa fue propiedad de su fundadora y primera presidente, permaneció soltera y no tenía herederos, así que cedió su casa a la compañía. Nos puso algunas condiciones, no muchas, que se reflejan en el contrato que firmaremos si están de acuerdo. Son estrictas. Podrán leerlas en la documentación a firmar si quieren, pero antes, permitanme que se las resuma.:La casa debe conservarse como está, el mobiliario no puede ser cambiado y debe permanecer donde está. Pueden colocar sus retratos o fotografías familiares, pero sin retirar ninguno de los retratos que ya están expuestos. La mismas condiciones se le aplicarán a los adornos y figuras de la casa, pueden ustedes hacer uso de sus pertenencias, pero no pueden alterar la supuesta armonía de la vivienda. Cualquier reparación que sea necesaria nos la comunicarán, si es una avería fortuita los gastos corren de nuestra cuenta si lo rompen ustedes les advierto que lo pagarán...bastante caro. No se asusten esto se debe a que las pinturas y todo lo que adorna la casa es original y de la mejor calidad. Por supuesto debo avisarles que cualquier reforma en el interior o exterior que quieran hacer necesitará del beneplácito de esta empresa y les anticipo que la respuesta será no.

    Procedimos a leer los documentos de alquiler, no había letra pequeña y se reflejaba en ellos todo lo que el jefe de Recursos Humanos nos había dicho en un lenguaje más rimbombante, técnico y ampuloso, de ese que se utiliza para que los notarios den fe de los contratos. Nos dio el tiempo que necesitáramos para pensarlo, pero no fue mucho, lo firmamos con la alegría de disponer una casa grande, bonita, bien amueblada y un trabajo bien remunerado.

***

    La entrada de la casa era grande, acogedora y un tanto recargada, de un estilo modernista en el que había multitud de piezas que adornaban armoniosamente todas las estancias y hacía que la mansión fuese más museo que hogar. Menos mal que nuestros hijos tenían ya una edad de no romper cosas. La entrada daba paso a la cocina, grande y espaciosa en la que podríamos cocinar cómodamente y que era como un anacronismo dentro de la casa, estaba equipada con el material más moderno y completo, las instrucciones de cualquier electrodoméstico se encontraban a mano. Una escalera conducía al piso superior con tres dormitorios y una habitación adicional, que por su disposición podía emplearse como despacho o cuarto para los invitados. Los dormitorios estaban bien identificados como cuál debería ser el de matrimonio y cuáles los individuales. Dos servicios en la planta superior y uno en la planta baja permitirían no tener que hacer colas para asearse. La entrada daba acceso también a un gran salón igualmente recargado con un gusto exquisito que era dominado por el gran retrato de una dama. No se podría concretar su edad ni su ánimo, su rostro era sereno y una expresión indeterminada que uno podía interpretar libremente como melancólica o alegre, joven o madura, su mirada parecía controlar toda esa estancia en la que dominaba el lujo. Por último quedaba en la planta baja una pequeña habitación habilitada como sala de lectura, con gran cantidad de volúmenes en sus estanterías. Para mi mujer y para mí era un pequeño paraíso, coincidíamos en gusto con la dueña, nos gustaba leer y que todos nuestros libros estuviesen en la misma estancia.

Alfred Kingsley Lawrence. Retrato de una dama en Pince Nez (1919)

Entre todos los libros había uno que sobresalía de la perfecta alineación de todos los que había. Era un libro de poesías con un título que parecía darnos la bienvenida: 

MI CASA ES LA VUESTRA

 ***

    Pasamos nuestro primer mes felices con la novedad, no podíamos creer nuestra suerte , los días pasaron con rapidez y ajustándonos a nuestra nueva realidad descubríamos los pequeños detalles que nos regalaba la casa, había muchos cuadros y fotografías enmarcados, una de las paredes de la entrada destacaba por estar ocupada de fotografías de  familias, nos llamó la atención la pulcritud de la casa no había apenas polvo cuando nos instalamos y, no había necesidad de dedicar mucho tiempo a la limpieza.

    Al final del primer mes nos dimos cuenta de que si habíamos dejado algo descolocado pasado un momento el objeto volvía a su sitio. Nuestros hijos se quejaron de la costumbre que habíamos adquirido de dejarles preparadas las tareas pendientes.... pero era algo que no habíamos hecho nunca. También bromearon de que la dama del cuadro les miraba con una expresión de reproche cuando no habían estudiado, nos hizo gracia, ya que su expresión podría ser interpretada como uno quisiera.

  Las dudas aumentaron cuando fuimos a comprar los ingredientes para la primera comida de representación que teníamos que afrontar. Mi mujer había pensado cocinar su especialidad, preparar un tartar de salmón y un estofado de rabo de toro. Antes de salir de compras encontramos en la mesa de la cocina una lista de ingredientes con la receta de una sopa de cebolla acompañada de codillo como plato principal. Incluía vinos y quesos para el aperitivo. Estaba escrito con una letra pulcra , esmerada y elegante, con letras redondeadas y adornadas las mayúsculas con exquisitos trazos. Pese a lo atractivo de la nota no le hicimos mucho caso e hicimos la compra que teníamos prevista. Guardamos todo en la nevera y la despensa a la espera de prepararlo el día siguiente.  Nuestros hijos se quejaron de que hacía ya dos semanas que el wifi se desconectaba y la cobertura de los teléfonos se perdía exactamente a las nueve y media de la tarde, lo habíamos revisado y no sabíamos porqué pasaba, ya que los técnicos que lo revisaban constataron que todo estaba bien y en orden. Fuimos a leer, como todos los días, en mi silla de lectura había un ejemplar del libro que estaba leyendo, pero estaba abierto por una página cuyo primer texto era:

OBEDECED A LOS QUE OS QUIEREN

    Al día siguiente fuimos a preparar la comida, el salmón estaba lleno de gusanos y el rabo de toro se había enmohecido. En realidad todo lo que no coincidía con la nota escrita se había echado a perder. Tuvimos que comprar deprisa y corriendo lo indicado en la nota, ahora creo que no fue una casualidad que todo estuviese listo en las tiendas empaquetado ya en las cantidades necesarias.

    La cena fue un éxito, la pareja que había venido a visitarnos nos dijo que la cena le había parecido muy original y entre toda la charla intrascendental quedó claro que ella odiaba el salmón y que él disfrutaba del codillo asado como lo habíamos hecho. 

***

    Nos habíamos dado cuenta de que la casa controlaba nuestra vida. Exigíamos nuestra independencia cambiando las cosas de sitio, movíamos los muebles e incluso llegamos a colgar algunos cuadros y retratos, todo volvía a su sitio y los retratos se caían, menos uno de nuestra familia que apareció en la pared de la entrada. Tras una semana de tira y afloja y apreciando una mirada de resignación en el retrato de la dama me decidí a quitarlo de su sitio, me dirigí hacia él y cuando iba a asirlo para descolgarlo algo parecido a un empujón continuo y sin violencia me rechazó hasta la entrada. Allí había una hoja escrita con mayúsculas con un mensaje escueto y claro: 

FUERA DE AQUÍ

     En la puerta de la casa estaba nuestro equipaje también había una tienda de campaña de mis hijos montada, así podríamos pasarla noche, era muy tarde y hacía muy mal tiempo. Empezó a llover y el frío calaba en nuestros huesos, la lluvia aumentaba y mis hijos lo estaban pasando mal. Tras dos horas de oír sólo la lluvia, mi mujer rompió el silencio:

    — ¿Por qué? — preguntó.
    — ¿Que quieres decir? Por favor explícate. — Le repliqué.
    — ¿Que porqué estamos aquí? La casa no nos ha hecho nada malo, si acaso nos ha ayudado y nos ha facilitado mucho las cosas.
       ¡Pero nos controla! — le rebatí.
     Yo estoy bien — dijo el mayor de mis hijos.
    — Y yo estoy estudiando más — intervino el menor.

     Volvimos a la casa, en el gran salón la chimenea crepitaba con alegría con una llama que nos daba de nuevo la bienvenida. Me pareció apreciar en la dama del retrato una mirada de triunfo... pero era tan relativo.

     La casa cuida de nosotros y ahora la obedecemos, nos dice con sutileza todo lo que tenemos que hacer, como hay que comportarse, he ascendido en la empresa y nuestra familia tiene éxito en todos los sentidos. Cualquiera diríamos que somos felices..

     Pero a mí me gustaría tener alguna vez la oportunidad de equivocarme.

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